La Cámara de Diputados aprobó una minuta que amplía de 180 días a 18 meses el plazo máximo para que los colegios particulares instalen bebederos. Esto una vez que se publique en el Diario Oficial las reformas a la Ley General de la Infraestructura Física Educativa.

 

La víspera, la Comisión de Educación Pública y Servicios Educativos dio su aval a la minuta de reformas que busca combatir la obesidad infantil. Lo anterior, luego de que en diciembre pasado la Cámara aprobó un dictamen para hacer garante la oferta suficiente de agua potable para consumo humano y de bebederos con suministro continuo del líquido en las escuelas públicas y privadas del país.

 

Una vez analizado por el Senado, el dictamen se devolvió con modificaciones a sus transitorios. Uno de los cambios fue la eliminación del artículo sexto, que daba prioridad a las instalaciones educativas con más de 100 alumnos para la instalación de bebederos de agua.

 

Una vez devuelto el documento a la Cámara, la Comisión de educación incorporó dicho cambio, así como el citado plazo de 18 meses, que anteriormente era de 180 días.

 

De acuerdo con la iniciativa aprobada, el costo de la instalación en las escuelas públicas correrá con cargo al erario, mientras que los colegios privados deberán absorber dicho costo.

 

Con los cambios a la Ley, en un plazo no mayor a 180 días, contados a partir del día siguiente a la publicación del decreto, el Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa emitirá lineamientos generales en materia de bebederos escolares y calidad de agua para consumo humano en las instalaciones del Sistema Educativo Nacional.

 

Por su parte, los colegios particulares del país deberán instalar los bebederos en cantidad suficiente a su matrícula inscrita en un plazo máximo de 18 meses a partir del día siguiente a la publicación del decreto, lo cual deberá ser supervisado por la autoridad competente.

 

El documento advierte que los tradicionales bebederos han desaparecido por dos factores: la falta de mantenimiento y la percepción de que el agua no necesariamente era apta para consumo humano y podría ser factor de riesgo a la salud.

 

“Hay que invertir para cambiar esta percepción y dar accesibilidad nuevamente al agua bebible gratuita en las escuelas, garantizar que el gasto en educación tenga recursos específicos para la disponibilidad constante de agua potable para los alumnos, no sólo porque evita que opten por bebidas azucaradas por ser las de mayor disponibilidad, sino porque incide en sus hábitos de consumo durante su vida”, sostienen.