NEW ROCHELLE, EU.  Una iglesia abandonada y en ruinas se convirtió el jueves en el nuevo hogar de un ministerio encabezado por la esposa del ex jugador de los Yanquis de Nueva York, ello luego de que su fundación invirtiera tres millones de dólares para su renovación.

 

El astro panameño es famoso por su religiosidad, a la que ha dado crédito por la cifra récord de 652 rescates que consiguió con los Yanquis antes de su retiro la temporada pasada.

 

“El campo de béisbol es una cosa. Ganamos títulos”, dijo Rivera tras la reinauguración de la iglesia. “Pero esto alcanza otro nivel. Ojalá que esto acerque más a las familias con el Señor… que cambie la vida de la gente. Eso es lo importante”.

 

La fundación gastó unos tres millones para remodelar un edificio de 107 años de antigüedad para Refugio de Esperanza, la congregación cristiana pentecostal que dirige su esposa Clara.

 

Unas 350 personas se unieron a una ceremonia bilingüe, donde abundó la música y la lectura de pasajes bíblicos.

 

“Oramos, trabajamos y esperamos pacientemente por el momento exacto cuando Dios nos ordenó estar aquí en este edificio”, expresó Clara Rivera a la congregación. “Hoy se convierte en realidad”.

 

El retirado lanzador, uno de los peloteros más queridos en la historia de los Yanquis, no había hablado sobre el proyecto. La mayoría de los residentes de la zona ni siquiera sabían que estaba involucrado.

 

Rivera hizo una breve mención a la iglesia el lunes, tras recibir un reconocimiento humanitario de la Fundación Jackie Robinson.

 

“Uno no lo hace por el reconocimiento”, señaló. “Uno lo hace porque te sale del corazón. Uno quiere satisfacer al Señor”.

 

El edificio de roca gris fue una iglesia presbiteriana hasta que quedó abandonado en la década de los 70, y luego fue comprado por New Rochelle, una ciudad de unos 77,000 habitantes a unos 10 kilómetros al norte del Bronx. La iglesia está al lado de los edificios de la policía y la corte local, y la policía había utilizado parte de su espacio para almacenar evidencia, dijo el arquitecto Jonathan Villani.

 

La congregación de Clara había crecido demasiado para seguir ocupando su lugar de siempre… el hogar de los Rivera. El ex lanzador dijo el año pasado a New York Magazine que “sólo podemos meter a 50 personas, 60, máximo”.

 

“Tenemos blancos, negros, hispanos”, agregó. “Tenemos todo tipo de gente. No importa. Siempre que ames a Cristo, estamos ahí. Y si no lo amas, trabajaremos contigo para encaminarte por la senda correcta”.

 

La ciudad aceptó vender el edificio a Rivera por un dólar, a cambio de la promesa de remodelarlo. El concejal Louis Trangucci dijo el miércoles que cree que la ciudad debió obtener más dinero por la propiedad, aunque reconoció que el proyecto mejoró la zona “y respaldo lo que Mariano hizo con la iglesia”.