Edgar no quiso comer nada especial. Comió el menú del día, el que comieron todos los presos: costillas de puerco, arroz, verduras, café y té. Antes se despidió de sus padres, de sus dos hijas, y como en los últimos 20 años que estuvo preso lo hizo a través de un cristal y una bocina.

 

Funcionarios del Departamento de Justicia Criminal de Texas dijeron que Edgar pasó su último día de vida tranquilo y resignado. “Él dijo que no rendiría ninguna última declaración, que estaba listo para irse, que 20 años (en prisión) era mucho”, dijo Jason Clark, vocero de la unidad.

 

A las 10 de la mañana, antes de ser trasladado a la Unidad Carcelaria Walls en Huntsville –donde se ubica la llamada cámara de la muerte de Texas-, Edgar pasó las últimas dos horas con su familia.

 

Primero platicó con sus padres, Héctor Tamayo e Isabel Arias, después pasaron sus hijas, Mariana y Wendy. Al salir, el padre de Edgar acompañado de su esposa, sólo dijo “está bien. No es el momento” ante la insistencia de la prensa.

 

En la despedida, Edgar les pidió a sus familiares que no fueran a su ejecución.

 

De sus cuatro hermanos menores, y sobrinos, Edgar se despidió el martes cuando lo fueron a visitar a prisión. En la charla tuvieron oportunidad de revivir anécdotas de la infancia, y la adolescencia allá en su natal Miacatlán, Morelos, de donde salió hace 29 años en busca del “sueño americano”.

 

Según los funcionarios, Edgar pasó sus últimas horas realizando llamadas telefónicas a familiares y amigos, mientras esperaba que las manecillas del reloj marcaran las 18:00 horas.

 

Como si no fuera suficiente la espera, minutos después de las hora esperada para su ejecución, se informó que la agonía del mexicano se prolongaría un poco más, peor aún, sin tiempo definido, pues un funcionario consular mexicano en el lugar comentó que todavía estaban a la espera del fallo de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos.

 

La defensa de Tamayo presentó en la mañana de ayer dos recursos como su última esperanza de aplazar la ejecución.

 

La primera petición presentada ante la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito de Estados Unidos, con sede en Nueva Orleans, fue rechazada el mediodía del miércoles, por lo que la última decisión quedaba entre las manos de la Suprema Corte.

 

Hace 20 años, Edgar Tamayo Arias, fue sentenciado al “pabellón de la muerte” en uno de los estados más ejecutores de Estados Unidos, Texas, acusado de haber asesinado al policía Guy P. Gaddis, el 31 de enero de 1994.