México abrió ayer en la Organización de los Estados Americanos (OEA) un debate sobre la abolición de la pena de muerte en la región, a unos días de la ejecución programada de Edgar Arias Tamayo en Estados Unidos.

 

Ante el Consejo Permanente de la OEA, Emilio Rabasa, representante permanente de México ante esa organización regional, llamó a abolir la pena de muerte en la región.

 

“Un grupo de delegaciones de Estados Miembros, incluido México, y de Misiones Observadoras ante la OEA, hemos impulsado y acompañado varias iniciativas en torno a la abolición de la pena de muerte en las Américas o bien hacia una moratoria de su aplicación como paso previo a su derogación”, dijo el diplomático mexicano.

 

Rabasa informó que su misión pidió la inclusión del tema en la agenda del Consejo de la OEA porque para México esta materia, “desde una perspectiva de promoción y protección de los derechos humanos, debe figurar como un asunto prioritario en la agenda de nuestra Organización, de sus máximas instancias políticas y sus órganos y mecanismos especializados”.

 

El diplomático pidió a esos países “garantizar la protección de los derechos de los condenados”, así como cumplir las medidas cautelares y provisionales otorgadas por el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

 

Recordó que la OEA acogió una mesa redonda de políticas sobre el tema en el pasado; la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución moratoria del uso de la pena de muerte; la Comisión Interamericana de Derechos Humanos convocó a una audiencia pública al respecto, mientras que el canciller costarricense, Enrique Castillo, leyó una declaración sobre este asunto durante la Asamblea General de la organización en Guatemala.

 

El tema es particularmente sensible para el gobierno de México, que ha solicitado la suspensión de la ejecución de Edgar Arias Tamayo, prevista para el 22 de enero en Texas, luego de ser condenado a muerte por el asesinato de un policía en Houston en 1994.