Tras cumplirse dos décadas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre México, los Estado Unidos y Canadá, éste requiere para su éxito la construcción de un andamiaje institucional pero también condiciones de desarrollo humano que generen riqueza para resolver el problema de la pobreza en nuestro país, así lo considero la fracción del PRD en la Cámara de Diputados.

 

“El reto es crear las condiciones para que las bondades de la globalización se extiendan a los sectores de la sociedad más marginados, incluidos los migrantes residentes en los Estados Unidos”, puntualizó Agustín Barrios Gómez, al recordar que el 17 de noviembre de 1993 se firmó el TLC, cuya entrada en vigor el 1 de enero de 1994 fue opacada con el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

 

Advirtió que el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, “supo vender a un México que avanzaba hacia el pleno desarrollo económico y un socio comercial clave dentro de América del Norte, lo que significó muy probablemente la acción promocional más exitosa de la historia moderna de México: se cabildeó fuertemente en el Congreso estadunidense a fin de que el gobierno del presidente George Bush y luego el del Bill Clinton aprobaran el TLCAN”.

 

Afirmó que hoy la crítica al TLCAN se centra en la falta de ímpetu de integración, no en su demasía, por lo que cuestionó por qué el tercer y más importante factor de producción, la mano de obra, no está regulada como lo están el tránsito de bienes y capital.

 

“Ante la crisis humanitaria que viven casi siete millones de connacionales indocumentados en los Estados Unidos, resulta una omisión vergonzosa que se trate mejor a nuestras exportaciones que a nuestra gente”, criticó.

 

Barrios Gómez, representante del Sol Azteca en la comisión de Relaciones Exteriores, propuso “repensar” el TLCAN sin mermar sus importantes beneficios y crear las condiciones para que las bondades de la globalización se extiendan a los sectores de la sociedad más marginados, incluidos los migrantes residentes en aquel país.

 

Aclaró que hoy “el panorama para México sigue igual de complejo, pues el Tratado trajo amenazas para el campo y muy pocos empleos formales respecto a los que Salinas prometió que se crearían a raudales”.

 

Dijo que el gobierno de “Enrique Peña Nieto comete el mismo pecado que Salinas de Gortari al ofrecer un mundo feliz, como también lo ofreció José López Portillo cuando presumía que había llegado el momento de ‘administrar la riqueza´ que significaba haber encontrado nuevos veneros de petróleo”.