Hace una semana, el gobierno federal descartó su realización, a las autoridades del Distrito Federal les avisaron de último minuto, el aeropuerto tampoco avisó a las aerolíneas que se cerraba el espacio aéreo de la Ciudad de México y ayer los accesos al centro de la ciudad fueron cerrados para que un pequeño grupo de las Fuerzas Armadas desfilara sólo para el comandante supremo, el presidente Enrique Peña Nieto, su gabinete y los familiares de los militares condecorados.

 

El mini desfile militar llevado a cabo en la plancha del Zócalo con motivo del 103 aniversario de la Revolución Mexicana tiene una historia inédita, que comenzó el 13 de noviembre pasado, cuando el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dijo que ni siquiera tenían contemplado en la agenda un desfile cívico-militar, como se había celebrado desde hace siete décadas, cuando Miguel Ángel Ávila Camacho encabezó el primero en 1941.

 

El encargado de la política interna del país explicó que sólo darían los ascensos y condecoraciones a las Fuerzas Armadas, así como la entrega del Premio Nacional de la Juventud, porque dijo “son eventos que también le interesan a la sociedad”.

 

El 17 de noviembre, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, declaró que aunque no habría el tradicional desfile, el Distrito Federal tendría un acto cívico, una rodada en bicicleta y, por la noche,  el concierto de Marco Antonio Solís.

 

Todavía el martes 19 de noviembre, la Oficina de la Presidencia publicó en su sitio web la agenda del mandatario, en la cual, no se incluyó la realización del desfile, sino, la entrega de condecoraciones y ascensos a las Fuerzas Armadas y el Premio Nacional de la Juventud.

 

Sin embargo, ese mismo día, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México informó que el gobierno federal ordenó de “última hora” el cierre de las operaciones aéreas de 10:00 a 12:00 horas, lo cual, consideraron fue un acto “improvisto” que afectó 140 operaciones y 15 mil pasajeros.

 

Hasta ese momento, y todavía entrada la mañana del 20 de noviembre, se desconocía el protocolo y la dimensión de la parada militar que se realizarían. Fue hasta las 8:00 de la mañana cuando la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, vía Twitter, informó que las calles del primer cuadro de la ciudad  y la estación del metro en el Zócalo permanecerían cerradas.

 

Para esa hora, decenas de vallas custodiadas por policías federales, militares y granaderos bloquearon todos los accesos al Zócalo. Los uniformados sólo dejaron pasar a familiares de los militares condecorados, invitados especiales y miembros del gobierno.

 

Muchos ciudadanos, desconcertados, abarrotaron la estación del metro Allende para regresarse, pues no pudieron ingresar al primer cuadro.

 

Amurallan Zócalo

 

 

Enrique Peña Nieto arribó a la plancha del Zócalo a las 11:00 horas. En la ceremonia hablaron los líderes de los tres poderes del Estado. Luego se procedió a la entrega de condecoraciones.

 

Frente al Palacio Nacional se colocaron dos graderíos para los familiares de los militares. No más de dos mil personas fueron testigos del acto, donde después del discurso de Peña Nieto se procedió a un desfile que duró siete minutos y fue prácticamente privado.

 

En el desfile participaron minúsculos contingentes de las escuelas  Militar de Enfermería, Médico Militar, del Heroico Colegio Militar, de la Heroica Escuela Naval Militar, Colegio del Aire, personal de la Policía Militar, Guardias Presidenciales y Fusileros Paracaidistas.

 

El espacio aéreo de la capital del país se cerró para que 18 paracaidistas descendieran en el Zócalo, aterrizaran dos helicópteros Cougar; cinco aviones F5 surcaron la Plaza de la Constitución por algunos segundos y, para cerrar, una flota de aviones Pilatus sobrevoló dejando una estela con los colores patrios.

 

Borran huella de Calderón

 

En 2009 Felipe Calderón retomó los desfiles conmemorativos de la Revolución Mexicana y les imprimió su toque: además de los carros alegóricos, el contingente de charros y los deportistas, policías federales y militares de élite fueron parte de la celebración en el Zócalo.

 

Calderón retomó esa tradición debido a que su antecesor, Vicente Fox, la borró completamente y en su lugar realizó eventos en las residencia oficial de Los Pinos, según declaró su vocero, Rubén Aguilar, para desterrar “viejos ritos” y a la luz de un nuevo orden político.

 

En sus primeros dos años de gobierno, Calderón decidió trasladar la ceremonia al Monumento a la Revolución, desde ahí, en 2008, anunció los eventos para festejar el Centenario de la Revolución en 2010.

 

Y para 2009, se dio la noticia de que se retomaría el desfile cívico-deportivo, y además, la Fuerza Área, Sedena y Semar participarían con diversos contingentes, por lo cual, fue el primer año que México tuvo dos desfiles militares: el 16 de septiembre y 20 de noviembre.

 

La tradición continúo durante los siguientes años de gobierno de Calderón, donde los vehículos artillados, fuerzas de élite y policías federales fueron restando presencia a los contingentes de charros, carros alegóricos y deportistas quienes tradicionalmente desfilaban el 20 de noviembre.

 

Ahora, para el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto se ha cambiado totalmente el formato, se borró todo rastro dejado por Calderón, se quitó el desfile cívico y deportivo y se optó por uno pequeño sólo para familiares de los militares que fueron condecorados ayer.

 

Dato

 

Tras la ceremonia de conmemoración del 103 aniversario de la Revolución, Enrique Peña se trasladó a Palacio Nacional, en un acto privado, entregó los premios naciones de la juventud a 31 mujeres y 18 hombres.

 

 

Por las calles cercanas, el escenario, con agentes anti motines, francotiradores en lo alto de los edificios, detectores de metales, policías militares con armas largas y perros de protección, evocaron al 13 de septiembre cuando las fuerzas policiales tomaron el Zócalo y lo despejaron de manifestantes de la CNTE para que Peña Nieto pudiera dar su primer Grito de Independencia.

 

Ayer, el Presidente regresó a un Zócalo amurallado donde dijo que los tiempos de la revolución institucional han llegado; sin embargo, una enorme manta, con la leyenda “no a la PRIvatización del petróleo”, colgada en un edificio frente al Zócalo, fue  un recordatorio de los tiempos ríspidos que se avecinan.

 

Dato

Las afectaciones

140 operaciones aéreas

15 mil pasajeros varados