Washington. El presidente de EE.UU., Barack Obama, no negociará con los republicanos bajo la “amenaza” de un cierre indefinido de la Administración federal o de la suspensión de pagos si no se logra un acuerdo para elevar el techo de la deuda, advirtió hoy su portavoz, Jay Carney.

 

Obama “solo está pidiendo que el Congreso cumpla con sus obligaciones”, afirmó Carney en su rueda de prensa diaria, y esa postura es la que mantendrá hoy durante su reunión en la Casa Blanca con los principales líderes demócratas y republicanos en el Capitolio a partir de las 17.30 hora local (21.30 GMT).

 

El portavoz criticó a los republicanos por tener “de rehén al Gobierno y a la economía”, en el segundo día de paralización parcial de las actividades de la Administración federal por falta de fondos, algo que no ocurría desde 1996.

 

En la reunión de hoy en la Casa Blanca también estará presente el secretario del Tesoro, Jack Lew, quien alertará a los legisladores del impacto de la amenaza de la suspensión de pagos que se producirá si no se logra antes del 17 de octubre un acuerdo para elevar el techo de la deuda pública.

 

El Congreso debe aprobar el aumento de ese techo “sin demora ni dramas”, insistió hoy Carney.

 

“No queremos ni siquiera contemplar lo catastrófica que sería una suspensión de pagos”, añadió.

 

Después de que la Casa Blanca anunciara hoy que Obama ha cancelado parte de la gira por Asia que realizará a partir de este sábado debido a esta crisis presupuestaria, Carney reiteró que el presidente “tiene la intención” de hacer ese viaje, que le llevará a Indonesia y Brunei.

 

Ese viaje “es importante”, enfatizó el portavoz, quien rehusó especular sobre si se cancelará en su totalidad si la Administración sigue cerrada el sábado, día en que Obama debe partir.

 

A esta situación de paralización parcial de la Administración se ha llegado a causa de la falta de acuerdo en el Congreso para aprobar fondos para financiar al Gobierno en el nuevo año fiscal, que comenzó este martes.

 

El ala más conservadora de los republicanos, fundamentalmente el movimiento Tea Party, busca condicionar esa financiación a retrasos en la aplicación de la reforma sanitaria, algo que rechazan los demócratas y el propio Obama.

 

El presidente se reunió hoy a puerta cerrada en la Casa Blanca con 14 directores ejecutivos de las mayores firmas financieras del país.

 

Al término de ese encuentro, el consejero delegado del banco Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, explicó a los periodistas que hubo un “consenso” acerca de evitar cualquier situación que “dañe” la recuperación económica de EE.UU.

 

En el país “hay precedentes de un cierre de la Administración. Pero no hay precedentes de una suspensión de pagos”, advirtió Blankfein. EFE