WASHINGTON. El letal ataque del lunes pasado en el antiguo Astillero Naval de Washington, se produjo en el corazón de la capital estadunidense a menos de seis kilómetros de la Casa Blanca y a tres  kilómetros del Capitolio. Además, el tiroteo que dejó 13 muertos, ocurrió en un complejo militar fuertemente resguardado y fue cometido por un hombre de la Marina provisto de un potente arsenal: un fusil de asalto AR-15, una escopeta y una pistola que le quitó a un policía en el lugar. Esa situación reactivó el debate sobre el control de armas en Estados Unidos.

 

El rifle AR-15 es el mismo empleado en la matanza del 14 de diciembre de 2007, en la primaria de Newtown, Connecticut, donde murieron 20 niños y seis maestras. También se utilizó ese tipo de arma en la masacre en un cine en Aurora, Colorado donde fallecieron 12 personas y 70 resultaron heridas, el 20 de julio del mismo año.

 

Aunque aún no es posible dilucidar qué impacto tendrá este ataque en el debate sobre control de armas en Estados Unidos, el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, reiteró ayer el compromiso del gobierno de Obama para fortalecer las leyes de armas, incluso ampliar la revisión de antecedentes para las compras por internet y en exposiciones. Cabe recordar que los poseedores de armas dentro de la Asociación Nacional de Portadores de Armas (NRA, por sus siglas en inglés), impugnaron con eficacia la propuesta presidencial, aun cuando las encuestas muestran un amplio apoyo para medidas más estrictas.

 

La investigación

 

Un gran número de agencias de seguridad investigan el incidente, incluido el Servicio de Investigación Naval Criminal, la Policía Metropolitana del Distrito de Columbia, todos bajo el liderazgo de la Oficina Federal de Investigación (FBI). Hasta ahora se desconoce el motivo de la masacre cometida por Aaron Alexis, de 34 años. Los investigadores ahora conocen su historial de arranques de ira, se quejaba sobre la Marina y de ser víctima de discriminación, además de que tuvo roces en 2004 y 2010 con las autoridades policiales, incluso dos casos donde disparó.

 

El contratista de defensa y ex reservista de la Armada, utilizó un pase de acceso válido para entrar en la instalación y comenzar a disparar dentro de un edificio, matando a 12 personas antes de caer muerto en un enfrentamiento con la policía. Redacción

 

Blanco estratégico

 

El Astillero Naval (Navy Yard) de Washington es un laberinto de edificios y calles en una superficie de 16 hectáreas, protegido por guardias armados y detectores de metal donde los empleados deben identificarse en los puntos de acceso. El ataque ocurrió en el Edificio 197, que aloja al Comando de Sistemas Navales que construye, adquiere y da mantenimiento a barcos y submarinos, por el que ejerce un presupuesto anual de 30 mil millones de dólares.

 

Situado en el corazón de la capital estadunidense, a menos de seis kilómetros de la Casa Blanca y a tres kilómetros del Capitolio, ese Comando (Sea Systems) es el más grande de los 5 que integran el conjunto de la Marina. Los otros son: el Comando de Instalaciones de Ingeniería Naval, el Comando de Transporte Marítimo Militar, la Oficina del Inspector General Naval y la Oficina del Juez Abogado General. Cualquier ataque a esas instalaciones pone en alerta a todo el país.

 

Minutos después de comenzar el tiroteo entró en función el sistema de emergencia pública del Astillero llamado Gran Voz, que transmitir correos electrónicos y mensajes de texto a los empleados para que se resguarden. El primero, emitido a las 8:28 horas les pidió: “Permanecer en lugares cerrados y si está en un sitio abierto llegue a un edificio”. Otro, enviado a las 9:15 horas decía: “Aléjese de ventanas y edificios descubiertos, permanezca en el interior hasta que se ordene ‘todo despejado’. Asegure puertas y ventanas”.