BEIJING.- Las autoridades chinas impusieron vigilancia policial de 24 horas día en Xinjiang, donde desde la madrugada del miércoles 35 personas fallecieron en los violentos disturbios entre la policía y grupos de ciudadanos armados. Con ese ataque suman ya 46 las víctimas mortales. Por instrucciones del presidente chino Xi Jinping, funcionarios de alto rango se desplazaron a la región para diseñar un plan para reforzar la seguridad local.

 

Los incidentes se producen poco antes de cumplirse el cuarto aniversario del peor conflicto étnico en China, el 5 de julio de 2009, cuando en diversas protestas de uigures en las principales calles de Urumqi murieron 200 personas. Para el Global Times, “la opinión pública de Occidente usará los acontecimientos para avivar la llama del problema”, que añade: “debemos ignorar estos ruidos”.

 

Organizaciones uigures acusan a Pekín de acabar con su cultura tradicional y de explotar sus recursos naturales mediante la repoblación con colonos han, desde que la región fue anexionada a China en 1949.

 

En la ciudad de Lukqun  grupos armados asaltaron comisarías, sedes gubernamentales y un edificio en obras con armas blancas, lo que causó la muerte de 24 civiles y policías. Posteriormente, la policía china abrió fuego y mató a 11 de los presuntos atacantes.

 

A su vez, la agencia Xinhua señala que los “gánsters” no se dirigían a un grupo étnico particular y que su comportamiento es el de un tipo de violencia organizada típica del terrorismo, con el objetivo de generar inestabilidad social y sabotear los intereses de China. Por su parte, grupos de defensa de los derechos humanos, cifran en 46 la cifra de muertos en los tres ataques perpetrados desde el miércoles en la región.

 

Los sucesos no son desdeñables. En Hotan, una de las principales ciudades de Xinjiang, más de cien personas en motocicletas y con cuchillos atacaron la comisaria de Karakax, mientras otra turba armada asaltó la localidad de Hanairike. Organizaciones civiles como la Asociación Americana Uigur, afirman que las medidas del gobierno chino aumentan la tensión, al incrementar la seguridad y tratar a los uigures con hostilidad.

 

A raíz de estos incidentes -sobre estos dos últimos no hubo información oficial- funcionarios chinos de alto rango se desplazaron a Xinjiang para diseñar un plan destinado a reforzar la seguridad en la región. Esta medida se adoptó después de que el presidente chino, Xi Jinping,  se reuniera con el Comité Permanente del Politburó del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) para restablecer la estabilidad social y proteger los intereses de los habitantes de Xinjiang.

 

Yu Zhengsheng, uno de los siete miembros del Comité Permanente del Politburó del Comité Central del PCCh, que gobierna China. Desde Urumqi, capital de Xinjiang, Yu Zhengsheng dijo hoy, tras reunirse con las autoridades locales, que China aplacará “con dureza” y de acuerdo a ley, los ataques para mantener la estabilidad social de la región.

 

“Después de imponer la censura en la información, el Estado utiliza su aparato de propaganda para calificar el incidente de ‘terrorismo’, sin presentar una evidencia que pueda probarlo de manera independiente”, apuntó el presidente de la asociación Alim Seytoff, en un comunicado.