Punk. Movimiento musical aparecido en Inglaterra a fines de la década de 1970, que surge con carácter de protesta juvenil y cuyos seguidores adoptan atuendos y comportamientos no convencionales. De esa forma la Real Academia de la Lengua Española define al movimiento que anteponía la anarquía como forma de vida. Solo así, se podría aspirar a un cambio profundo.

 

Hoy los punks son una especie en extinción y su filosofía es prácticamente utópica.

 

En días recientes apareció un libro bajo el nombre Cypherpunks, de una persona que lleva la filosofía inglesa que musicalmente representaron The Clash o los Sex Pistols, al campo digital: Julian Assange, fundador de WikiLeaks, hoy refugiado en la embajada de Ecuador en el Reino Unido, tras querer ser llevado a prisión por diferentes gobiernos, principalmente el de Estados Unidos.

 

En el nombre del libro, Assange hace implícito el mensaje: para el ciudadano sueco, internet es un espacio libre que permite, si se quiere, violar las reglas y jugar en el campo de la anarquía que tanto anhelaron los punks, combatiendo aquello que consideran intereses perversos del sistema.

 

Pero Assange no es el único que tiene un pensamiento relativamente parecido. Recientemente tuve la oportunidad de mirar un estudio de mercado con usuarios de internet en México.

 

Una de las conclusiones que llamó mi atención fue que, por descarte, la mayoría de estos ven en internet un espacio igualmente libre en el que, por ejemplo, la información noticiosa “no se sesga, sino se dicen las cosas como son”, a diferencia de su percepción hacia otros medios, en particular la televisión. Un espacio muy libre. Cuasi anarquista.

 

¿Es internet un espacio fértil para la libertad total como consideran Assange, el también perseguido por espionaje, Edward Snowden, quien filtra información a WikiLeaks, y otras personas que conviven día a día por la red?

 

No.

 

Eso no minimiza el valor innegable de plataformas como Twitter y el impacto social que la libertad de expresión, que no anarquía, ahí ha generado. Pero internet como un todo, es hoy bastante regulado. Tiene medios de información con diferentes visiones, y es un espacio con fines de lucro para muchas empresas en el mundo. Más mundano que eso, imposible.

 

Como los punks británicos (y las imitaciones), la filosofía cypherpunk que Assange expone en su libro, demostró su incongruencia muy rápidamente.