Si hay una industria vibrante en términos de innovación, dinero y competencia, es la de los videojuegos. Desde hace algunos años superó en ganancias a la industria del cine, otrora rey del entretenimiento, con más de 40 mil millones de dólares de ganancias anuales; por otro lado, el protagonismo que diferentes competidores han tenido a lo largo de su historia, particularmente los últimos 20 años, ha sido fascinante pues no se puede proclamar la existencia de un rey absoluto, sino todo lo contrario, dependiendo el momento, el liderazgo ha estado en manos de uno u otro.

 

Cuando Nintendo parecía tener dominado el juego con franquicias como Mario Bros, y una gran cantidad de títulos alrededor de su ya histórico Nintendo 64, llegó Sony y tomó un lugar de primera fila con Playstation; eso hasta que un jugador poco conocido en esa industria, Microsoft, decidió probar suerte y emprender literalmente un experimento en un mercado donde probó ser sumamente exitoso y en el que por ese motivo, decidió quedarse. Nintendo volvió a sorprender con Wii, la primera gran consola que por medio de un control, acompañaba el juego con los movimientos humanos; Playstation reversionó su producto y fue el primero en introducir un lector de formatos de video como Blu Ray, por ejemplo, hasta que Microsoft, de nueva cuenta, hizo lo propio con su Xbox 360, el sensor Kinect que permite detectar movimientos humanos, y creó toda una serie de nuevos juegos sobre todo enfocados en la familia, no sin olvidar la creación de franquicias exitosísimas como Halo.

 

Finalmente, se trata de una industria, como dije, vibrante en términos de innovación porque en cada nuevo producto tenemos el rompimiento de algún paradigma y se avanza a esferas no imaginadas en la combinación del entretenimiento con la tecnología.

 

El más reciente golpe de innovación lo ha dado Microsoft, con la presentación, hace tres días, de su nuevo Xbox One. ¿Dónde está la innovación en esta ocasión? Hay varias, y muy interesantes.

 

De entrada, se trata de un dispositivo que expande sus alcances más allá de los videojuegos. Si bien a través de su antecesor, -que Microsoft aclaró, seguirá distribuyendo y dando soporte-, el Xbox 360, ya era posible acceder a ciertos contenidos como películas y series, se trataba de una consola de videojuegos con capacidades adicionales. La diferencia ahora es que el diseño de Xbox One apunta a tener de manera muy robusta, todo en uno, como su nombre lo indica.

 

Y si la estrategia apunta a tener juegos de video y tv en uno, los contenidos Premium no podían quedarse de lado, y como muestra anunció el primer gran proyecto, la serie de tv de su exitosa franquicia Halo, que será dirigida por Steven Spielberg.

 

Xbox One contará también con la capacidad para que el jugador grabe sus mejores momentos, lo almacene en el servicio de disco duro virtual “en la nube” de Microsoft, y lo comparta con sus amigos. También tiene una integración con Skype, producto recientemente adquirido por Microsoft y que en Xbox extenderá sus posibilidades de generar comunicación con diferentes contactos alrededor del mundo. Es, en esencia, una consola mucho más social.

 

Experiencias interactivas exclusivas alrededor de la liga de futbol americano NFL, gracias a su alianza con ésta, y el uso de su tecnología Smartglass, que permite “llevarte” la actividad (juego, película, etc.), de una pantalla a otra sin descontinuarse, sea un teléfono, televisión, tableta o computadora, así como la posibilidad de contar con múltiples pantallas que permitan hacer dos cosas al tiempo, son más de las innovaciones con las que Microsoft apuesta para los próximos años. Una gran propuesta en una nueva era de una industria vibrante que a través de juegos, y lo que hagan otros competidores, dará mucho de qué hablar. Y seguro también, mucho dinero.