PARÍS. El artista hiperrealista australiano Ron Mueck presentó su nueva exposición hoy en La Fondation Cartier de París con sus figuras humanas dotadas de un meticuloso detalle, conmovedoras y turbadas, tres de ellas creadas para esta ocasión.

 

“A Mueck le interesa trabajar la empatía con el visitante, por eso sus obras intentan convertirse en un deliberado zoom sobre el mundo que nos envuelve”, comentó Grazia Quaroni, comisaria de la muestra.

 

En la exhibición “Ron Mueck”, que podrá contemplarse hasta el 29 de septiembre, el artista australiano recupera la soledad como tema principal en esta exposición y presenta personajes que parecen querer escapar de la sala y huir de la mirada curiosa del espectador.

 

“Young Couple”, una de sus nuevas creaciones, es probablemente la más controvertida. Una joven pareja, esculpida a tamaño reducido, parece compartir una confidencia y suscita, en el espectador,simpatía e incluso cierto sentimiento de nostalgia.

 

Sin embargo, observada desde detrás, la imagen se antoja violenta al advertir el agresivo contacto de manos entre los adolescentes.

 

Mueck tantea así todos los códigos de lectura posibles y permite al espectador configurar su propia interpretación.

 

“Couple under an umbrella”, también primicia, muestra una pareja de ancianos, gigantes, en la playa, ese lugar donde el cuerpo se expone sin disimulo.

 

No obstante, sacados de este contexto y ubicados en el centro de la Fundación Cartier, despiertan un contraste ambiental un tanto cómico, así como inconexo.

 

El contacto corporal de este dúo provoca en el público ternura y también la sensación de interrumpir un momento íntimo, al que no han estado invitados.

 

La tercera novedad es “Woman with shopping”, una escultura con la que Ron Mueck retoma el tema de la relación entre madre e hijo, después de “Pregnant Woman” (2002) y “Mother and Child” (2001).

 

Se trata de una escena totalmente cotidiana y banal, que el artista percibió en las calles de Londres, en la que una mujer refugia a su bebé cubriéndolo con su chaquetón y apretándolo contra el pecho.

 

La madre carga bolsas de la compra que ocupan sus dos manos, este es precisamente el punto central de la escultura: el equilibrio que dibujan los tres elementos.

 

El artista continúa jugando con la alteración de la escala de unos cuerpos humanos excesivamente realistas, que representan una naturalidad, en algunos casos crudeza, contundente.
“El autor ha decidido no trabajar sobre medidas verdaderas para evitar engendrar maniquíes, por eso todas sus obras están sobredimensionadas o subdimensionadas, sin perder nunca el efecto de hiperrealidad”, explicó Quaroni.

 

Sujetos aparentemente ordinarios que motivan la ternura y solidaridad del espectador y que al mismo tiempo lo enfrentan a la inquietante relación que existe entre el cuerpo y la existencia. (EFE)