En sus inicios en el automovilismo era un deporte peligroso. En cada carrera los pilotos se exponían de tal manera que cualquier accidente les podía provocar la muerte. Antes de que la seguridad se incrementara, los pilotos solo se armaban de coraje para tomar el volante de su vehículo. No existía una carrocería que absorbiera los impactos, de igual manera los cinturones de seguridad mucho menos los cascos, éstos últimos se hicieron obligatorios hasta 1953.

 

Fue en los 50 cuando la seguridad y el diseño de los vehículos cambió de manera drástica. Se crearon automóviles con un perfil más bajo, además de que el piloto tenía una mayor protección. Tan solo en los primeros diez años de existencia de la Fórmula 1 hubo 15 muertes en las pistas. Tras continuar los accidentes fatales en la F1, se desarrollaron más equipamientos de seguridad. Para los 60’s, los autos ya instalaban jaulas de seguridad, cinturón de seguridad, protección para el tanque de combustible, además de la creación de un interruptor del circuito eléctrico. Aun así en aquella década se registraron 14 decesos.

 

Todas estas mejoras vieron resultados años más tarde, pero aun así las carreras automovilísticas eran un peligro latente, ya que existía un factor más que provocaba accidentes. Y es que la potencia de los vehículos era superior, por lo que el aumento de velocidad en los autódromos se hacia presente. Para disminuir los incidentes de los pilotos, las pistas donde se competía la Fórmula 1 ya tenían trampas de grava para detener al vehículo antes de llegar a la barrera, los cascos debían cumplir con las normas de la Federación Internacional de Automovilismo –FIA-, las cabeceras eran obligatorias, así como los cinturones de seguridad de seis puntos. Es así que el número de muertes en los años setenta se redujo a 12.

 

Fue en los 80’s cuando se vio una mejora significativa en la seguridad de la F1. Es cuando la FIA exige un centro médico con médicos calificados permanente en todas las pistas. Otro remedio fue que los monocascos de los autos se extendieron en la parte frontal para permitir mayor espacio y mejorar la inmovilidad de los conductores en caso de accidente —los pies del conductor no deben extenderse más allá del eje delantero—. Asimismo todos los vehículos están obligados a soportar una prueba de choque frontal para considerarlo digno de una competencia. Es tal el éxito de todas estas modificaciones que de 1980 a 1989 solo existieron cuatro muertes.

 

Para la siguiente década fuimos testigos de dos trágicos decesos en la Fórmula 1. En 1994, en el Gran Premio de Italia dos pilotos murieron en dos días, Roland Ratzenberger en la clasificación y Ayrton Senna durante la carrera. Desde esa tragedia, la FIA volvió a corregir la seguridad en las pistas y en los monoplazas, e hizo obligatorio la instalación de espejos retrovisores de mayor tamaño y volantes de liberación rápida.

 

Otras características incluyen una mayor protección alrededor de la cabeza del piloto, cada una de las palancas de liberación del arnés deben apuntar hacia abajo, los alerones delanteros no deben de ser más gruesos a 100 mm para evitar daños en los neumáticos de los demás monoplazas en caso de un accidente y una extensión del chasís para ayudar en caso de un daño frontal. Respecto a la pista, los bordes del interior de las curvas se hicieron más suaves, el muro de boxes fue perfeccionado y la velocidad máxima en los pits se estableció en 80 km/h.

 

Desde aquellos dos accidentes fatales, no se ha vuelto a ver una muerte en las carreras de la Fórmula 1 gracias a la tecnología. Antes el automovilismo era un deporte muy peligroso plagado de muertes y lesiones horribles, ahora es un espectáculo mucho más rápido y seguro.