Al iniciar este domingo los ritos de su primera Semana Santa como papa, Francisco envió un mensaje de entusiasmo a los cristianos quienes, dijo, no pueden ser personas tristes; mientras, en México, con un tono más duro el  arzobispo primado, Norberto Rivera sentenció que se están repitiendo los juicios que condenaron al hijo de Dios en la tierra.

 

En la Plaza de San Pedro, ante más de 250 mil personas que acudieron a los ritos del Domingo de Ramos, el papa Bergoglio invitó a los cristianos a llevar la alegría de Cristo a todo el mundo y a no “ilusionarse” con la sed de dinero.

 

“No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no nace de tener muchas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús”, dijo en la jornada en la que la Iglesia conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

 

El rito del Domingo de Ramos se celebró en una plaza adornada con olivos centenarios traídos de la sureña región de Puglia y palmas procedentes de Sanremo, en Italia, así como numerosas plantas mediterráneas para evocar a los cinco continentes.

 

El Obispo de Roma aseguró que Jesús en la cruz siente todo el peso del mal y que con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección: “con Cristo todos podemos vencer el mal que hay en nosotros y en el mundo”.

 

Con motivo de la celebración también de la jornada mundial de la juventud a nivel diocesano y que es la antesala de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebrará del 23 al 28 de julio próximo en Río de Janeiro, Francisco anunció que acudirá a esta ciudad brasileña.

 

Concluida la misa, el papa recorrió la plaza en el papamóvil entre los presentes. Besó a los niños, descendió del vehículo para saludar a enfermos y se detuvo ante un grupo de latinoamericanos con los que conversó en español, en medio de los aplausos, vivas y el ondear de banderas, muchas argentinas.

 

En México, en la Catedral metropolitana de la Ciudad de México el también Arzobispo Primado de México, Norberto Rivera comentó que muchos huérfanos, divorciados, exiliados, presos y enfermos soportan en sus corazones la amargura de la soledad, de la sociedad, así como Cristo la padeció en el huerto de los Olivos cuando fue abandonado por sus discípulos.

 

Aseveró que no sólo el dolor y la pasión perdura, también los juicios injustos que condenaron al hijo de Dios en la tierra se están repitiendo.

 

“Y muchos otros repiten en su historia personal los injustos juicios a Jesús, con falsas acusaciones y sentencias condenatorias no sólo de jueces sino de todos aquellos que forman la opinión pública”, señaló.

 

Minutos antes de iniciar la misa el cardenal Norberto Rivera bendijo las palmas de los feligreses justo a las puertas de la Catedral, después leyeron la lectura del evangelio, y en procesión hacia el altar mayor encabezado por el mitrado y más de 30 diáconos, iniciaron la celebración dominical.