SAN SALVADOR.— El obispo auxiliar de San Salvador, monseñor Gregorio Rosa Chávez está convencido que el papa Francisco estaría feliz de beatificar al arzobispo Oscar Arnulfo Romero, porque el arzobispo mártir es un modelo a seguir.

 

El prelado salvadoreño dijo que el nuevo papa tiene la misma visión que el arzobispo mártir y señaló que cuando el papa Francisco dijo que “quiere una Iglesia pobre y para los pobres, eso es lo que tantas veces nos dijo monseñor Romero, y es la Iglesia que nos dejó, entonces Francisco ve en Romero como una especie de modelo”.

 

Pero Rosa Chávez manifestó que hay que esperar que el papa Francisco se siente en la silla de Pedro para ver si reactivan el caso de monseñor Romero, pero aseguró que Francisco “tiene un gran deseo de dar ese paso, no lo dudo”.

 

En el discurso de toma de posesión de Francisco, “veremos las coordenadas que nos permitirán tener puntos de referencia más claros, pero conociendo yo al papa actual, no dudo que será feliz de darnos a Romero como santo”, dijo Rosa Chávez.

 

El proceso de beatificación del prelado fue aprobado por el Vaticano en mayo de 2005, cuando la Congregación de la Doctrina de la Fe concluyó que Romero fue “un mártir de la Iglesia, asesinado por su fe cristiana”, pero el proceso está estancado.

 

Una vez que dicho organismo llegue a una conclusión, el proceso pasaría a una etapa final en la Congregación de la Causa de los Santos. Esta segunda instancia prepara cada año los estudios necesarios para que el papa pueda proponer nuevos ejemplos de santidad después de que han sido evaluados los resultados sobre los milagros y virtudes heroicas de quienes han sido postulados.

 

El 24 de marzo de 1980 un sólo disparo calló la voz de Romero, quien la víspera había dirigido a los militares un mensaje: “En nombre de Dios y de este sufrido pueblo les ruego, les suplico, les ordeno, en nombre de Dios, cese la represión”.

 

El asesinato fue uno de los detonantes de la guerra civil que asoló El Salvador por 12 años y que terminó con la firma de un acuerdo de paz en 1992. Más de 75.000 personas murieron en el conflicto y otras 12.000 desaparecieron.