DETROIT. General Motors (GM) presentó la séptima generación del emblemático Chevrolet Corvette, que el CEO del grupo, Dan Akerson, ve como el inicio de una nueva etapa para el gigante del motor estadunidense tras el proceso de bancarrota.
La simbólica llegada de un nuevo Corvette, algo que no se producía desde 2005, tuvo lugar en un evento reservado a unos pocos la víspera del inicio del Salón Internacional del Automóvil de Norteamérica (NAIAS, por sus siglas en inglés), el domingo por la noche.
El NAIAS inició ayer en Detroit su XXV edición con claro aire de optimismo ante la recuperación del mercado estadunidense en 2012 y las brillantes perspectivas mundiales para 2013.
El optimismo y la satisfacción se respiran en los pasillos del renovado Centro Cobo de Detroit en el que los principales fabricantes de automóviles de todo el mundo están mostrando algunas de las principales novedades para este año y las tendencias del sector a medio plazo.
El rey de los deportivos estadunidenses, manejado por astronautas y celebrado en una canción de Prince, llegará a los concesionarios en la segunda mitad del año.
La compañía no ha fijado un precio para el modelo 2014, pero dijo que alguien que compre la versión actual del auto podrá pagar la nueva.
Cuando los ingenieros y diseñadores de General Motors empezaron a trabajar en la nueva generación del Corvette, enlistaron los requisitos habituales para la estrella de los autos poderosos estadunidenses: llamativo, motor grande y que se maneje como un auto de carreras.
Sin embargo, la bancarrota de GM frenó el desarrollo del auto dos veces. Con cada retraso, nuevas medidas de seguridad y de economía de combustible obligaban a realizar cambios.
El equipo Corvette mejoró el coche: el aluminio sustituyó al acero, los remaches ligeros mantienen unidas las piezas y el motor V-8 bajó a uno de cuatro cilindros pero que funciona a altas velocidades, con lo que se ahorra combustible.
El Corvette es tan nuevo que sólo usa dos piezas iguales a las del modelo actual.