La noticia de la muerte de Heriberto Lazcano no alteró la rutina del Panteón Ejidal San Francisco, donde a principios de año se construyó un mausoleo presuntamente pagado por el líder de Los Zetas. Ayer, el cementerio estaba cerrado porque el administrador no acude al lugar desde hace días, señaló una mujer, quien dijo ser la encargada de vigilancia.

 

Al ingresar al panteón es inevitable mirar la tumba, no sólo porque ninguna tiene las dimensiones de esta capilla -con vidrios polarizados, de unos 4 metros de frente por aproximadamente 8 de fondo- sino por la cruz plateada, de una altura aproximada de cuatro metros, idéntica a la del centro de evangelización y catequesis Juan Pablo II, construido a unos metros de ahí, con fondos donados por Lazcano según consigna la placa conmemorativa.

 

La tumba, de forma rectangular y techo de dos aguas, sobresale porque las otras sólo tienen nichos o lápidas pequeñas tradicionales de los cementerios mexicanos.

 

La mujer que abrió la puerta del cementerio, de unos 60 años, señaló que la oficina donde se tramitan las inhumaciones estaba cerrada, pero que nadie acudió a hacer los trámites para un entierro.

 

En el ayuntamiento de Pachuca se solicitó información sobre los trámites necesarios para una inhumación, la respuesta fue que se deben pagar 468 pesos en la secretaría de servicios municipales, pero indicaron que la información de quiénes van a ser inhumados no es pública.

 

Durante un recorrido por el panteón y la capilla, patrullas de la Policía Federal pasaron unas siete veces pero no se apreciaba vigilancia especial sobre los sitios. Vecinos de la colonia Tezontle, donde están las construcciones, muy cerca de la Universidad del futbol del club Pachuca, señalaron que es normal que policías federales, militares, policías locales y municipales transiten sus calles.

 

Dos cuadras hacia el sur, siguiendo la acera donde se encuentra el sepulcro, en la esquina de la calle Cedro y Álamo, se ubica la iglesia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos y el centro Juan Pablo II, donde una placa indica que fue donada por Heriberto Lazcano Lazcano. Esta parroquia está a escasos metros de una zona militar.

 

Aunque la iglesia estaba cerrada, en la parte lateral estaba abierta una pequeña capilla que siempre está disponible, según contó una mujer que salió de ésta.

 

El centro de evangelización Juan Pablo II está en la parte trasera y luce impecable, aunque tampoco estaba abierto.

 

Un vendedor de la zona, consultado por 24 HORAS, señaló que la colonia es tranquila, que los vecinos están contentos porque su iglesia está bien cuidada y no tienen problemas de inseguridad.

 

Otra vecina consultada comentó que los vecinos son muy unidos y respetuosos y no se fijan en la profesión u oficio de los demás, si alguien ayuda simplemente, como en el caso de quien donó el centro de catequesis, se les agradece y comparte. Subrayó que en su colonia todos se conocen y se protegen.