La reciente adquisición por parte del gobierno japonés de una serie de ocho islas, ha reavivado las tensiones entre China y Japón, a la cual se ha sumado Taiwan, en torno a la propiedad oficial del archipiélago.

 

La confrontación por la soberanía de los islotes deshabitados -conocidas como Sensaku en Japón y como Islas Diaoyu por los chinos- desató en las últimas semanas la mayor cantidad de protestas nacionalistas que China haya conocido hasta ahora.

 

Decenas de miles de ciudadanos chinos participaron en marchas en contra de empresas niponas y de la Embajada de Japón en varias ciudades, siendo las protestas oficialmente toleradas. Algunos agitaban retratos de Mao Zedong, y lanzaron a la puerta de la embajada huevos y botellas.

 

Ante tales disturbios, Japón asegura que las islas Sensaku le pertenecen y que no existe disputa alguna ya que el territorio ha estado en manos de los japoneses desde 1895, a excepción de una ocupación estadunidense de 26 años después de la Segunda Guerra Mundial.

 

Propiedad de siglos

 

El primer ministro de Japón, Yoshihiko Noda, al oficializar el 10 de septiembre la compra de las islas a la familia japonesa Kurihara, la que fungió como dueña del territorio por cuatro décadas, aseveró: “De 1895 a la fecha, nuestro gobierno investigó y confirmó que las islas estaban deshabitadas y no estaban bajo el control de la Dinastía Qing, que gobernaba China”.

 

Noda agregó que China no había afirmado la soberanía sobre las islas Senkaku hasta la década de 1970, cuando se enteró de que las islas estaban situadas cerca de grandes reservas de petróleo.

 

Esta postura abre una nueva etapa de conflictos con el gobierno de China que alega que las islas aparecían en sus mapas desde muchos siglos antes de que los japoneses se las adjuntaran a su territorio.

 

China apunta que el primer registro histórico de las Islas Diaoyu se remonta a la dinastía Ming de China (1368-1644) en la que los nombres de “Isla Diaoyu” e “Isla Chiwei” se utilizaron.

 

Según China, los registros históricos remontan el descubrimiento de estas islas al año 1403. Durante varios siglos fueron administradas como parte de Taiwán, cuando esta región le pertenecía, y fueron utilizadas exclusivamente por pescadores chinos.

 

Durante la ocupación japonesa de Taiwán, el archipiélago de Diaoyutai quedó bajo la jurisdicción de la Prefectura de Okinawa. Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando las tropas estadunidenses se estacionaron en el archipiélago de Diaoyutai, el gobierno de Japón renunció a su soberanía sobre las islas en el tratado de San Francisco, firmado en 1951, el cual no reconoce China.

 

Según Japón, el hecho de que China no expresó ninguna objeción a que las islas estuvieran bajo la administración de Estados Unidos, según el Artículo III del Tratado de Paz de San Francisco, indica claramente que el gobierno comunista no consideraba las Islas Senkaku como parte de su territorio.

 

No fue sino hasta 1971, cuando Washington transfirió el control de las islas a Japón y el descubrimiento de recursos petroleros en la plataforma continental del Mar del Este de China, así como su posición estratégica para el comercio, que los gobiernos de China y Taiwán comenzaron a interesarse por las islas Senkaku.

 

Al conflicto que se libra actualmente, se suma Estados Unidos, país al que Taiwan y China han demandado que no intervenga en la disputa, esto a raíz de que las islas Senkaku están dentro del paraguas de seguridad establecido por el Tratado de Cooperación y Seguridad entre Estados Unidos y Japón, firmado en 1960 y que prevé una eventual intervención estadunidense en caso de agresión extranjera contra esta nación.

 

En este sentido, Leon Panetta, secretario de Defensa de EU quien viajó recientemente a Asia, subrayó que Washington sigue comprometido con la defensa de Japón, al tiempo que los dos aliados anunciaron un acuerdo para instalar un nuevo sistema antimisiles en el archipiélago nipón.

 

“Respetamos las obligaciones que tenemos por nuestros tratados. Existen desde hace mucho tiempo y no cambiarán”, dijo Panetta.

 

Derecho a protestar

 

Un conflicto entre China y Japón podría alterar el equilibrio de las alianzas en el noreste de Asia. Corea y Taiwán, se presume, apoyarían a China en un conflicto, mientras que Japón sería apoyado por Estados Unidos que defendería a su aliado nipón y a los intereses de las compañías petroleras occidentales.

 

Por lo pronto en China, algunos vieron las protestas como una distracción sobre los recientes escándalos dentro del Partido Comunista, donde la figura del político Bo Xilai se vio eclipsada en su ascenso en la política en medio de acusaciones de que él había ayudado a encubrir el asesinato de un hombre de negocios británico por su esposa Gu Kailai.

 

Mientras que otros como el artista disidente chino Ai Weiwei, ven algo positivo dentro de la mar de protestas violentas al señalar: “Todo es un montaje. No habíamos tenido este tipo de protestas por décadas. Los japoneses están ayudándonos a recobrar nuestros derechos” (esto en referencia al permiso oficial del gobierno chino de protestar y marchar en las calles, derecho que generalmente les es negado a los habitantes).

 

 

 

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