Asaltos y empujones en el transporte público, que se suman a la ausencia de rutas en algunas zonas de la ciudad son sólo algunos de los argumentos a los que recurren los capitalinos que prefieren usar su automóvil, en el que incluso llegan a pasar varias horas al día.

 

Se calcula que a diario circulan en el Valle de México unos cuatro millones de vehículos que ocupan 90% de la infraestructura vial, lo que provoca que en algunos puntos, en ciertas horas, la circulación se reduzca a 10 kilómetros por hora.

 

Para muchos automovilistas, lo anterior no es razón suficiente para dejar su vehículo. Yvonne Ramírez Gasca y su madre pasan cinco horas al día en el auto, que usan para su trabajo de ventas. “Cuando salimos con la bebé nos apachurran en el transporte público y hay zonas donde hay muy poco transporte público, como en Santa Fe”, explica la mujer de 33 años.

 

Leticia Yvonne Gasca, su madre, señala que en el poniente de la ciudad la única manera de moverse es en auto, aunque sea “la muerte”, pues llegar a Santa Fe es complicado a todas horas, por la cantidad de gente que va y viene de los corporativos.

Juan Ramírez también prefiere usar el coche para trasladarse desde Naucalpan a su trabajo en la zona de Constituyentes. “Diario estoy tres horas y media en el auto atorado en el tráfico, pero si utilizará el transporte tardaría dos horas en llegar a mi trabajo y tres horas en regresar a mi casa en la tarde, así que prefiero ahorrarme esa hora y media”.

 

El Gobierno del Distrito Federal ha anunciado la creación de nuevos transportes, rápidos y eficientes, con camiones nuevos y más cómodos. En los últimos seis años inauguró tres líneas del Metrobús, dos corredores cero emisiones con trolebús, cinco corredores más con camiones de bajas emisiones, el sistema Ecobici y está por abrir la línea 12 del Metro.

 

Sin embargo, abordar algunas de estas unidades en “hora pico” es toda una hazaña, asegura Áurea Platas, quien se resiste a dejar el automóvil en el que tarda sólo media hora en llegar a su oficina.

 

“Podría usar el Metrobús desde Perisur a Polyforum, pero intenta subirte a las ocho de la mañana en el vagón de las mujeres y dime si se puede. Va lleno, hay que esperar como tres camiones y luchar con las demás para que te dejen pasar”, afirma.

 

Con ella coincide Rosalía Gutiérrez: “El Metro va lleno en la mañana y hay estaciones donde te aplastan. Huele mal y la gente es grosera, no saben usar el transporte público”.

 

La inseguridad es otro tema, cuenta la propia Rosalía. Un día, dice, en un taxi un hombre abordó el vehículo a medio camino, la golpeó para asustarla y que entregara todo lo que traía. “Ni loca me vuelvo a subir a un taxi que no sea de sitio, pero en Polanco (donde trabaja) éstos te cobran 100 pesos por un trayecto de seis cuadras”.

Estadísticas de la Procuraduría General de Justicia del DF indican que desde hace tres años se reportan a diario más de mil asaltos a los usuarios de transporte público. Y según la Asociación Mexicana de Seguridad Privada, Información, Rastreo e Inteligencia (AMSIRIA) este delito se ha incrementado 33% en 2012.

 

Las delegaciones con mayor número de asaltos en taxis y microbuses son Gustavo A. Madero, Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc y Venustiano Carranza, en particular la calzada Ignacio Zaragoza, según la PGJDF.

 

Antonio Valtierra lo sabe, ya que lo han asaltado en el microbús, el camión o en el taxi, en Reforma o en la delegación Gustavo A. Madero. “Es un riesgo y yo ya no lo voy a hacer, así que mejor uso la camioneta para trasladarme”.

 

Las malas experiencias en el transporte han hecho que cuatro millones de capitalinos prefieran seguir utilizando su automóvil.