La violencia, las extorsiones y los secuestros los Cárteles de Juárez y Sinaloa, así como de Los Zetas y otras organizaciones delictivas, han obligado a unas 160 mil personas a abandonar sus hogares y sus negocios en los últimos cuatro años.

 

La mayor parte de esta migración, según el informe más reciente del Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos, se ha registrado en Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Durango, Guerrero, Sinaloa y Michoacán.

 

Estos estados reportan altos niveles de violencia producto del enfrentamiento entre organizaciones delictivas y con autoridades federales.

 

De acuerdo con un estudio de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), el nivel más alto de desplazamientos se ha producido en Ciudad Juárez.

 

Según el documento, desde 2008, cuando la violencia de la delincuencia organizada en Ciudad Juárez se incrementó, 130 mil personas han abandonado la ciudad, muchos de ellos a El Paso, Texas, debido a que por lo menos otras 10 mil han sido asesinadas.

 

Informes federales señalan que Ciudad Juárez ha sido el campo de batalla de dos de las principales organizaciones de narcotraficantes: el Cártel de Juárez y el de Sinaloa.

 

En 2008, el Cártel de Sinaloa, liderado por Joaquín El Chapo Guzmán, comenzó a enfrentarse al Cártel de Juárez por el control de las rutas de narcotráfico. El Cártel de Juárez está dirigido por Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy.

 

En esta ciudad fronteriza también operan pandillas callejeras, como La Línea, brazo armado del Cártel de Juárez y Barrio Azteca.

 

Entre las víctimas de la violencia en Chihuahua y Tamaulipas se encuentran propietarios de restaurantes, joyerías y tiendas de ropa. Cientos de ellos se han establecido también en El Paso.

 

De hecho, desde 2010 los empresarios se organizaron en esa ciudad texana en una organización conocida como La Red, la cual cuenta con más de 300 miembros.

 

El otro lado

 

En Tamaulipas, la población también ha experimentado altos niveles de violencia de la delincuencia organizada. Según funcionarios de seguridad federal, tan sólo en 2011 se reportaron 145 secuestros en Tamaulipas.

 

Según informes publicados, cientos de propietarios de negocios, incluyendo agricultores y ganaderos, han abandonado ese estado y se han trasladado a Texas o a Arizona.

 

A finales de 2010 y principios de 2011, las balaceras entre Los Zetas y el Cártel del Golfo contribuyeron al desplazamiento de prácticamente los 7 mil 500 habitantes de Ciudad Mier, actualmente catalogado como pueblo mágico.

 

El 4 de noviembre de 2010, elementos de la Marina en Matamoros, a unos 160 kilómetros de Mier, abatieron al líder del Cártel del Golfo Antonio Cárdenas Guillén, Tony Tormenta. Esta muerte provocó una nueva ola de enfrentamientos en la lucha de Los Zetas contra el Cártel del Golfo por el control de las plazas de narcotráfico en Tamaulipas.

 

La violencia se extendió rápidamente a Mier. Toda la fuerza policiaca de la ciudad, de más de tres decenas de oficiales, fue asesinada o secuestrada por sicarios. A principios de 2011, casi todos los habitantes de Mier habían huido para escapar de la violencia. Casi todos los negocios de la ciudad cerraron.

 

A finales de 2011, el presidente Calderón envió el Ejército a Mier para restablecer la seguridad. En diciembre de ese año, asistió a la inauguración de una base para el batallón de infantería 105 del Ejército. La seguridad mejoró, ya que 660 soldados empezaron a realizar patrullas.

 

En junio de 2012, decenas de negocios reabrieron sus puertas y cerca de 2 mil 500 desplazados de Mier regresaron al lugar.

 

Éxodo al DF

 

Además de los empresarios que se han trasladado a Estados Unidos, cerca de mil 600 propietarios de negocios se han reubicado en la zona metropolitana de Ciudad de México para escapar de la violencia de los cárteles de las drogas.

 

Sebastián Albuja, analista del Consejo Noruego para Refugiados, advirtió que mientras las organizaciones delictivas transnacionales estén involucradas en la violencia, los secuestros y la extorsión, la población se trasladará de un lugar a otro en busca de seguridad.

 

Aunque uno no puede predecir cómo cambiará la violencia en México, una cosa es segura y es que si los cárteles continúan teniendo un impacto en las comunidades de esta manera, habrá movilización humana”, afirmó.