WASHINGTON. La muerte del activista cubano Oswaldo Payá no está clara, según el diario Washington Post, que pide una investigación independiente del accidente de coche, que conducía el español Ángel Carromero, detenido en Cuba.

 

“Creemos que una investigación independiente podría arrojar luz sobre si la antorcha inspiradora de Payá fue apagada por un estado vengativo”, apunta el Post en un editorial.

 

El diario indica que el mismo día de la muerte de Payá la familia recibió mensajes de amigos que residen en España que hablaban sobre un accidente de un vehículo “que había sido golpeado con fuerza y empujado fuera de la carretera”, aunque no especificaba por quién.

 

“La sugerencia del mensaje de texto de que el coche podría haber sido forzado a salirse de la carretera es suficiente para levantar dudas de la versión oficial”, opina el rotativo.

 

En un vídeo grabado por las autoridades cubanas después del accidente, Ángel Carromero, dirigente de Nuevas Generaciones del conservador Partido Popular de Madrid, declara que vio un hoyo en la carretera, frenó y perdió el control del coche que se estrelló contra un árbol, causando la muerte de Payá, de 60 años.

 

En el vehículo viajaban además el disidente Harold Cepero, de 31 años, también fallecido, y el sueco Jens Aron Modig, líder de las Liga Juvenil Democristiana (KDA) de su país, que iba de copiloto y declaró que estaba dormido en el momento del accidente.

 

La versión oficial es que Carromero iba demasiado deprisa por una zona de obras correctamente señalizada y atribuyen el accidente a la conducción imprudente del español, que afronta una posible condena de siete años de cárcel por homicidio imprudente.

 

El diario recuerda que Payá, líder del opositor Movimiento Cristiano Liberación y que promovió en 2002 un referendo para introducir reformas en la Constitución para garantizar la democracia en la isla, ha sido amenazado, según su hija Rosa María, de 23 años.

 

Unas semanas antes del accidente mortal, en junio, un vehículo embistió al coche en el que viajaban Oswaldo Payá y su esposa, en el lado del pasajero, que les causó heridas menores pero “añadió ansiedad y sospechas”.

 

“Mi padre dedicó su vida a luchar por los derechos de los ciudadanos en Cuba”, señaló Rosa María Payá al diario, “tengo miedo de que una fuerza maligna le arrebatara la vida a mi padre”. La joven cree que “su pasión por la libertad está viva en la población. Los cubanos se están despertando”.

 

El diario considera que un “primera paso” para cumplir con el legado de Payá “debería ser determinar la verdad sobre cómo murió”.

 

La familia Payá ha solicitado una investigación independiente “aunque no parece que vayan a obtener una de la policía estatal”, opina el Post, que cree que los dos supervivientes, que han sido interrogados por las autoridades cubanas, “podría tener algo más que decir”.