PARÍS. El socialista François Hollande asumió la Presidencia de Francia con la promesa de reconciliar a sus conciudadanos y de defender en Europa un nuevo pacto presupuestario que incluya medidas para estimular la economía.

 

La toma de posesión del cargo de Hollande comenzó a las 10 de la mañana (hora local) pero no fue oficialmente investido hasta 45 minutos más tarde, cuando el presidente del Consejo Constitucional, Jean-Louis Debré, comunicó el traspaso de poderes.

 

Sus primeras palabras como presidente fueron dedicadas a la necesidad de reconciliar a la nación y a la constatación de que la situación heredada no es fácil, con “una deuda masiva, un crecimiento débil, un desempleo elevado, una competitividad degradada y una Europa con dificultades para salir de la crisis”.

 

Una situación refrendada por los datos del Instituto Nacional de Estadística (INSEE), según los cuales la economía gala se estancó en el primer trimestre, después de que en 2011 el Producto Interior Bruto (PIB) creciera un 1.7%.

 

Más allá de enderezar las cuentas públicas, Hollande dijo ser consciente también de que Europa “espera y mira” a Francia y recalcó que para superar la crisis el continente necesita “crecimiento y solidaridad”.

 

Para el nuevo jefe del Estado, de 57 años de edad, el pacto presupuestario que propondrá a sus socios de la eurozona unirá la necesaria reducción del gasto público con “la indispensable estimulación de la economía”, una apuesta para la que Merkel se muestra reticente.

 

Hollande subrayó además que “la Justicia será el único criterio sobre el que se tomará cada decisión pública” durante su mandato, iniciado ocho días después de haber ganado las elecciones presidenciales con el 51.6% de los votos y en una ceremonia deslucida por la intensa lluvia.

 

Poco antes, el presidente saliente Nicolas Sarkozy y su esposa, Carla Bruni, habían abandonado el Elíseo recorriendo a pie la misma alfombra roja por la que esta mañana entró el socialista, en un acto cargado de simbolismo y que cierra definitivamente el anterior ciclo.

 

A partir del viernes tendrá que afrontar una nueva prueba de fuego, con un desplazamiento a Estados Unidos para entrevistarse con su homólogo, Barack Obama, y participar sucesivamente en las cumbres del G8 y de la OTAN.

 

“El poder en la cumbre del Estado se ejercerá con dignidad, pero con sencillez”, prometió Hollande, manteniendo la intención de desmarcarse de la presidencia de Sarkozy.

 

El presidente saliente, aplaudido cuando abandonaba el Palacio del Elíseo, anunció la noche de su derrota su intención de dejar la política, y según los medios locales, es probable que tras tomarse unas vacaciones se dedique a la abogacía.