Informes de inteligencia militar revelan que 65% de las campañas electorales en el país, en su mayoría municipales, están siendo penetradas por dinero del narcotráfico, señaló María Olga Noriega Sáenz, investigadora del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).

 

En su participación dentro de la mesa “Las organizaciones criminales vinculadas al tráfico de drogas ilícitas en México”, dentro del Foro Internacional sobre Políticas de Regulación del Consumo de Drogas,  explicó que la llegada de los diferentes partidos políticos a gobernar estados y municipios provocó que las células se diversificaran.

 

La razón, dijo, es que empiezan a entrar otros partidos y “se forma el caos”, porque cada  grupo quiere apostar por su alcalde para tener presencia en ese territorio.

 

“Había una partidocracia que trató de controlar a estos grupos. Pero, ¿qué pasa cuando este sistema se termina y entras en la alternancia? Que ya tienes alcaldes panistas, alcaldes perredistas, alcaldes priistas, y cada uno de los grupos apuesta por su candidato”, anotó Noriega Sáenz en entrevista con 24 HORAS al finalizar su intervención.

 

Explicó que los reglamentos de blindaje para las campañas electorales, determinados por los organismos electorales, hasta ahora no han funcionado, porque el ataque al lavado de dinero debe de ser aplicando por los protocolos internacionales que existen y el país no lo ha hecho.

 

Por otra parte, en el foro comentó que otro factor prevalente en el país es el nivel de impunidad, pues en el 99% de los casos de detenidos por delincuencia organizada y delitos contra la salud no se están produciendo sentencias contra los narcotraficantes.

 

Además, la investigadora estableció que no todas las ganancias del lavado de dinero se quedan en el país, ya que después de pasar por “empresas lícitas”, se van a Europa y a Estados Unidos.

 

La segregación de la violencia

 

La guerra contra los cárteles de las drogas en México no tendrá ningún resultado si el Estado no hace un análisis del origen de la violencia, fortalezas y debilidades de la estrategia contra el crimen y un protocolo de ayuda a las víctimas, coincidieron investigadoras en temas de seguridad.

 

María Olga Noriega Sáenz, investigadora del Inacipe, advirtió que de no trabajar en esos puntos, la cifra de víctimas colaterales aumentará.

 

“El daño está hecho, hay víctimas colaterales, hay víctimas directas, indirectas, pero qué va a pasar con esta cifra. Cuál es el estudio de campo o cómo estamos trabajando para hacer estudios que nos digan que vamos por la estrategia adecuada, que en realidad vamos ganando esta guerra”, cuestionó.

 

Ante Facundo Rosas Rosas, subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana dela Secretaríade Seguridad Pública federal que acudió al evento, la especialista recomendó la intervención de órganos multidisciplinarios que elaboren programas de justicia restaurativa básica, y de protocolos para las “víctimas colaterales” de esta “guerra”.

 

“Cuál es el estudio que se está sacando de todo esto, para saber si se está ganando, si se está perdiendo, si cambiamos algo o lo dejamos. Cuáles son los protocolos para protección de identidad a la policía para poder mandar de regreso a los militares a sus cuarteles”, insistió.

 

Por su parte, Mónica del Carmen Serrano, profesora del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México, opinó que México debe de aprender de las experiencias en otros países que han combatido y eliminado sus niveles de violencia.

 

Destacó, por ejemplo, el caso Colombia, cuyas mejoras en los indicadores de seguridad estuvieron íntimamente vinculadas con una negociación política, que incluyó un pacto con la guerrilla, una promesa de amnistía para los subversivos y desligarse de las presiones de Estados Unidos.

 

Sin embargo, dijo, “aquí existe un fuego cruzado, la violencia intracriminal, en las que ya no se sabe cuál es cuál. La violencia social, que tiene lógica propia y se convierte en espiral y que se asocia con vendettas y que está detrás de los fenómenos de desplazamientos internos”, advirtió.

 

En el país, concluyó, pareciera que se busca una estabilización, pero a costa de cuántos muertos más.