Aunque con los ciclos propios de la moda, el bronceado está presente desde hace poco menos de un siglo, de la mano siempre del debate en torno a los riesgos y beneficios que implica obtenerlo de manera natural o mediante técnicas artificiales como las cámaras de bronceado.

 

Coco Chanel fue sin duda una de las promotoras cuando en los años 20, después de pasar unas vacaciones en la costa francesa apareció en público luciendo una piel dorada.

 

Con el paso de los años los recursos y técnicas disponibles para lograr una piel más oscura se han multiplicado y modernizado, pero sobre todo en Europa y América, a diferencia de Asia y, paradójicamente, en África, en donde mujeres y hombres invierten buena parte de sus ingresos en productos para lograr el efecto contrario: blanquear la piel.

 

En Estados Unidos, reportes de American Business Information señalan que el negocio de los salones de bronceado es el que más rápido ha crecido en los últimos años.

 

México no es ajeno a esta tendencia, tiene una oferta variada que incluye desde camas de bronceado, verticales u horizontales, soluciones hechas a base de caña de azúcar que se aplican con aerógrafo y activan las células superficiales, y los tradicionales autobronceadores en crema o spray para cara y cuerpo.

 

Los salones atienden a hombres y mujeres por igual, sobre todo de entre 25 y 40 años, aunque también acuden más “maduros” en busca de un poco de color, sobre todo si tienen un evento social, aseguraron las encargadas de dos negocios de la colonia Condesa, quienes prefirieron omitir sus nombres.

 

Pero mantener un tono bronceado requiere invertir no solo tiempo, también recursos, aunque al popularizarse y con el paso del tiempo estos servicios se han abaratado.

 

Ahora los productos van desde los 50 hasta los 300 pesos, según la marca y el objetivo de uso; en el caso de las camas de bronceado se ofrecen sesiones individuales en menos de 150 pesos, o paquetes completos que incluyen varias sesiones con un costo de entre 600 y mil pesos. Sin embargo, después se debe acudir por lo menos dos veces al mes para conservar el tono de la piel.

 

En el caso del bronceado con aerógrafo, en el que se aplica manualmente una sustancia para oscurecer la piel, la sesión cuesta alrededor de 500 pesos, pero su duración es menor. Eso sí, garantizado que no hay rayos ultravioleta de por medio.

 

“Son procedimientos seguros y con cualquiera de ellos puedes obtener el color que quieres sin quedar manchada, quemada o con daños en la piel, incluso con las cámaras de bronceado. Hasta el momento nosotros no tenemos reportado ningún daño en nuestros clientes y tenemos quienes vienen una vez a la semana”, dice una empleada del centro Bronceado Express.

 

Sin embargo, los médicos están preocupados por el boom de estos salones debido al aumento en los casos de cáncer de piel en gente joven, asidua a estos lugares. De acuerdo con un estudio de Mayo Clinic en Estados Unidos, las personas que utilizan con frecuencia las camas de bronceado tienen 74% más probabilidad de desarrollar melanomas.

 

El reporte indica que las mujeres menores de 40 años son quienes más frecuentan estos lugares, lo que ha incrementado la incidencia de este cáncer en el sexo femenino, sobre todo en aquellas de entre 20 y 30 años.

 

Este cáncer comienza con un melanoma, que es una mancha anormal en la piel. Cuando es detectado a tiempo el problema puede detenerse, de lo contrario se disemina a otras partes del cuerpo y puede ocasionar metástasis en algún otro órgano.

 

En nuestro país, el Hospital de Oncología del Centro Médico Siglo XXI atiende cada año mil nuevos casos de cáncer en la piel que recibieron fuertes dosis de rayos ultravioleta, aunque no todos están relacionados con el uso de alguna técnica artificial de bronceado.

 

Defienden los “beneficios”

Al respecto, los salones de bronceado se defienden: “no hay estudios en los cuales se haya comprobado que la exposición a rayos UV –en dichas cámaras- produce cáncer, al contrario incrementa la producción de vitamina D”, indica personal del salón B Bronceado.

 

“A pesar de existir diferentes artículos o reportajes que hablan de que las cabinas de bronceado son igual a cáncer, NO SON DEL TODO CIERTO. La mayoría de éstos provienen de Europa y/o Estados Unidos, donde la piel de ellos es el fototipo más sensible”, dice en su portal de internet el centro de bronceado y spa DIRO.

 

Estos y otros salones aseguran contar con el equipo más novedoso que permite lograr el color deseado en el menor tiempo de exposición a las lámparas de la cama para evitar daños futuros; la helioterapia (exposición del cuerpo a la luz solar), señalan, se recomienda para activar la vitamina D y segregar otras hormonas, como la betaendorfina, que genera una sensación de bienestar en el organismo.

 

Estos beneficios se han exaltado desde que el bronceado se impuso como moda a principios del siglo XX, pero también y con más fuerza en los años recientes las advertencias sobre los riesgos para la salud.

 

OBSESIÓN POR EL DORADO

Tanorexia, así se denomina el trastorno que genera una necesidad excesiva de lograr una piel más oscura. Quienes la padecen  se exponen de manera obsesiva al sol o a sesiones de bronceado artificial, porque nunca es suficiente.

 

Paris Hilton, Val Kilmer, Donatella Versace, David y Victoria Beckham, Kim Kardashian, Bradley Cooper.