Los esfuerzos individuales contra la agresión a periodistas han surgido hasta después de vivir el clima de violencia y por parte de medios informativos muy pequeños, algunas veces con el apoyo de organismos no gubernamentales.
 
Suelen ser periódicos o estaciones establecidas en el ámbito estatal y local, más no nacional, en las que los reporteros y periodistas son fácilmente ubicables.
 
Un caso ejemplar de esfuerzos de este tipo en México es el de Chihuahua, donde a partir del dominado Sistema Integral de Seguridad para Protección de Periodistas del Estado de Chihuahua, conformado entre autoridades y periodistas, se creó en agosto de 2010 un protocolo que apenas está intentando aplicarse.
 
Su contenido fue definido en una mesa técnica de trabajo comisionada para tal efecto por ambos sectores, teniendo como origen la preocupación por la escalada de violencia. El método consistió en definir principios generales de protección a la actividad periodística que vinculan a periodistas, medios de comunicación, autoridad y sociedad. Posteriormente se establecieron los procedimientos mínimos que el Sistema debía contener, destacando entre ellos un “Protocolo de seguridad para la cobertura de sucesos de alto riesgo”, pero también un procedimiento cautelar de protección y uno de flujo de Información.
 
El documento está integrado por recomendaciones generales y específicas de autoprotección. Las primeras deben constituir una acción permanente de los periodistas y los medios de comunicación; las segundas tienen aplicación únicamente, tanto en la cobertura como en la publicación de sucesos de alto impacto, que pudiesen constituir riesgo. En este apartado se consideró necesario seguir el modelo colombiano incluyendo medidas de autoprotección para los casos de “artefacto explosivo”, “amenaza”, “atentado”, “secuestro”, “hostigamiento por parte de elementos de la fuerza pública”, “protestas y desorden civil”, ya que cada uno de ellos tiene recomendaciones que sólo se actualizan en cada uno.
 
Siguiendo una política internacional y local de protección a la víctima, señala el documento, se incorporó el “Procedimiento cautelar de protección”, donde se propone el funcionamiento de dos órganos, uno técnico y otro plural e interinstitucional, con la representación rotativa de organizaciones periodísticas.
 
El grupo técnico, integrado por personal especializado de la Procuraduría General de Justicia del Estado y la Comisión Estatal de Derechos Humanos, califica amenazas y autoriza medidas cautelares necesarias para proteger al periodista, incluso sustrayéndolo del lugar de riesgo. A su vez, el Comité de Riesgo realiza funciones de seguimiento y evaluación a las decisiones de protección.
 
En el citado protocolo destacan propuestas novedosas como que el Estado coadyuve en la profesionalización y actualización continua de los periodistas, que instrumente y opere un procedimiento inmediato para salvaguardar a comunicadores amenazados, que investigue toda agresión a periodistas en forma inmediata y eficaz, que rinda cuentas sobre las investigaciones y resoluciones relacionadas con agresiones a periodistas, dándoles la más amplia difusión, y que implementar los mecanismos adecuados para supervisar a los servidores públicos en sus relaciones con los medios de comunicación.
 
El periodista en la calle
 
Sobre la actuación específica del periodista, propone que éste busque y trasmita la información de manera ética, veraz y oportuna; que se capacite de manera continua, y que no sea objeto en ningún momento de agresiones o represalias, interferencias, presiones directas o indirectas al recabar y publicar información, pues en todo momento será protegido por el Estado. Asimismo, el comunicador deberá denunciar las agresiones de que sea objeto con motivo de su actividad profesional.
 
Destaca, además que el periodista deberá contar con el equipo adecuado para el desempeño de sus funciones, que deberá adoptar políticas editoriales de autoprotección al manejar información de riesgo, y que en todo momento deberá respetarse el secreto profesional y la cláusula de conciencia del periodista.
 
Entre las recomendaciones generales que enumera el protocolo destacan que el reportero se identifique como tal, que en caso de que por amenaza o presión no pueda publicar información en la prensa local, la comparta con periodistas de medios de comunicaciones nacionales, de otras ciudades o internacionales; que evite sustentar las noticias con fuentes anónimas, que busque alternativas de información para contrastar los datos obtenidos que sustenten las noticias, que revise continuamente el desarrollo de su trabajo periodístico para advertir cuando una nota ordinaria se convierte en una información de alto riesgo.
 
Se propone que el reportero hable por teléfono con la misma precaución que lo haría si supiera que lo están interviniendo, que evalúe su condición física mediante un examen médico para evitar riesgo, que sea prudente con el uso de información filtrada, que concientice a su familia acerca de los riesgos que implica su profesión, que adopte medidas básicas de seguridad en el hogar como el uso de alarma, visor en puerta principal o iluminación exterior; que interrelacione con su entorno vecinal, que denuncie personas o situaciones sospechosas, que modifique sus hábitos de desplazamiento, tanto en horarios como en rutas y genere espacios de protección al conducir, que camine en sentido contrario al del flujo vehicular, y que genere copias de seguridad de su material periodístico, de preferencia impreso y guárdelas en un lugar distinto.
 
 
Medidas novedosas
 
El texto elaborado en Chihuahua incluye una serie de recomendaciones específicas en caso, por ejemplo, de amenazas:
 
– Asuma como cierta toda clase de amenaza, no entre en pánico y avise a las autoridades; nunca acepte la intermediación de terceros y analice la pertinencia de su divulgación.
 
– Intente establecer el origen y los posibles autores de la amenaza (tono de voz, acento, género, frases utilizadas), así como un posible móvil e infórmelo.
 
Grabe las conversaciones e instale un identificador de llamadas; si es por escrito conserve el documento.
 
Asimismo, expone otras recomendaciones específicas en caso de atentado:
 
– Huya del atacante y protéjase; llame la atención.
 
– Trate de memorizar los rasgos físicos y la vestimenta de quien quiere atentar contra usted. Si lo persiguen desde un carro, memorice la placa, el color y el modelo.
 
– Si va en vehículo, mantenga las puertas con seguro y preferiblemente las ventanas arriba. No se detenga en lugares aislados. Si lleva acompañantes y los persiguen, pídales que se tiren al suelo hasta que pase el peligro.
 
– Si va a pie ingrese a lugares concurridos, de vigilancia policial o privada y centros comerciales. Avise a vigilantes o personas que puedan escoltarlo hasta un lugar seguro y pueda llamar a las autoridades o alguien de su confianza.
 
 
Las recomendaciones específicas en caso de secuestro o “levantón”, como en la jerga periodística, de las autoridades y del crimen organizado se conoce a las privaciones ilegales de la libertad de algunas personas por acciones que supuestamente afectan a los criminales, el protocolo establece que son:
 
 
– No pierda la calma y evite confrontar a sus secuestradores.
 
– Adopte un papel pasivo.
 
– Siga las recomendaciones de sus secuestradores.
 
– No haga caso a los intentos de desestabilizarlo emocionalmente.
 
– Dialogue con sus captores e indíqueles que es periodista, que su oficio es informar y que no es su enemigo.
 
– No esconda información. Responda única y exclusivamente lo que le pregunten.
 
– Solicite avisar a su familia.
 
– Mantenga su mente activa: lea, escuche radio, escriba.
 
– Si son varios los secuestrados, brinde apoyo anímico.