Ha transcurrido un día de las reuniones en la cumbre climática internacional COP17, pero las expectativas de acuerdos tendientes a reducir los efectos del calentamiento global en el planeta son poco optimistas.

 

Este escenario coloca a México en una situación más vulnerable respecto a otras naciones subdesarrolladas por la falta de tecnologías y avances para enfrentar el problema, advirtió Mario Molina, premio Nobel de Química 1995.

 

El ingeniero químico citó las inundaciones en Tabasco y Nuevo León, o la sequía en el norte del país como muestras de la vulnerabilidad de nuestro país ante el cambio climático,  aunque existen acciones para tratar de mitigar los efectos “principalmente en materia de eficiencia energética y energías renovables”.

 

En este sentido, expresó que México debe tomar la iniciativa para intensificar acciones en materia de vivienda sustentable, ya que el consumo de energía en los hogares es uno de los cinco principales emisores de contaminantes al ambiente, “hay un potencial enorme en el sector vivienda para reducir emisiones”.

 

“Existe la propuesta de crear un índice de sustentabilidad de vivienda. Estamos viendo cómo medir las huellas ambientales de la vivienda de interés social. También estamos trabajando en propuestas para verificar que en los planes de control de emisiones se tomen en cuenta también los aspectos sociales y económicos”.

 

A juicio de Mario Molina también falta información sobre el impacto que puede tener en México el cambio climático, así como mecanismos para aterrizarla a la población.

 

Después de su participación en la Expo GIET, lamentó la falta de expectativas para la COP 17, que actualmente se realiza en Durban, Sudáfrica, para encontrar soluciones y afinar los compromisos internacionales en la materia, principalmente por parte de países que son los mayores emisores de gases de efecto invernadero, como Estados Unidos.

 

Molina consideró que Estados Unidos es el gran obstáculo para alcanzar políticas globales en la materia al negarse a asumir un compromiso real con la causa y buscar alternativas a actividades como la generación de energía nuclear y la captura de las emisiones que arroja el uso del carbón, “pero sabemos que eso tiene que cambiar, porque nos conviene trabajar con todos los países del planeta”.

 

“Más de la mitad de la superficie del planeta ha sido afectada por actividades humanas, todos los compuestos que se emiten a la atmósfera tardan 1.5 años en mezclarse, no importa en qué hemisferio estés. Las partículas contaminantes que hoy se arrojen en cualquier lugar, tarde o temprano estarán en todos lados”, sentenció el Nobel.

 

Por ello, destacó la necesidad de “poner un precio” a las emisiones de gases de efecto invernadero para que pague más quien contamine más. Lo que se haga en este momento para cuidar el ambiente, repercutirá en la calidad de vida de generaciones futuras y en la disponibilidad de recursos para actividades tan necesarias como la alimentación de los más de siete mil millones de personas que vivimos en el planeta.