NUEVA DELHI. El indo-canadiense Suneet Singh Tuli es una especie de Steve Jobs en versión india: suya es la tableta electrónica más barata del mundo, dirigida -por ahora- a estudiantes universitarios de la India por un precio de apenas 22 dólares.

Tuli preside la compañía británica Datawind, la ganadora del concurso público abierto por el Gobierno indio para producir estas tabletas, con un producto, el Aakash Ubislate, que lleva al límite el concepto de bajo coste pero que, en ellas, se observan vídeos de Shakira.

 

El Aakash (cielo, en sánskrito), subvencionado por la administración india, no tiene todavía altavoces y por ahora solo está disponible para los universitarios, pero Tuli planea su salida al mercado del país en diciembre y dice tener ya 340 mil reservas.

 

Con un precio de 2 mil 276 rupias (43 dólares o 32 euros), lo que Tuli tiene en mente es una revolución de las comunicaciones en la India: generalizar el acceso a internet entre los cientos de millones de personas que se sumaron al teléfono móvil pero no pueden aún adquirir una computadora.

 

Y este hombre en la cuarentena de modales suaves, altura respetable, turbante y luenga barba sij y “corazón indio” no duda en reconocer, “al 100 por ciento”, su interés por dar el salto al mundo hispano, mientras juguetea en su mano con una de las tabletas.

 

Pregunta.- ¿Cuál es su secreto? El secreto del precio, naturalmente.

 

Suneet Singh Tuli.- En la cadena de producción hay cuatro pasos: materia prima, componentes, módulos y aparato. En cada uno de esos niveles se obtiene un margen empresarial. Como somos una empresa pequeña, nadie quería producir las pantallas para nosotros. Así que decidimos comprar directamente los componentes y hacer nosotros los módulos. Es un modelo de producción más vertical que la media. Y luego aprendimos de Apple. La gente piensa que Apple es la compañía de tecnología más exitosa del mundo porque hace productos cool, pero en realidad lo es porque cuando usas el iPhone, el operador telefónico tiene que pagar una pequeña cantidad a Apple, o por su famosa tienda de aplicaciones. El aparato no es el único camino para lograr ingresos.

 

P.- Usted dice que la persona que compra el Ubislate no espera un producto de las marcas punteras.

 

SST.- Es que nunca ha estado expuesta a ellas. No sabe que Apple es la marca de referencia y por lo tanto no pagará un extra por ella. Para él, si los programas tardan cinco segundos en abrirse contra los 1.5 segundos que tardan en el iPad, eso no marca una diferencia. Respecto a las páginas web, con la velocidad de conexión que tenemos en la India, se abrirán tan rápido en un iPad como con Aakash. Y nuestra calidad de vídeo es bastante buena. Mire cómo baila Shakira el waka-waka.

 

P.- También ha dicho que su objetivo es lograr que internet sea gratis. ¿Qué beneficio espera de ello?

 

SST.- En India, el acceso ilimitado a internet cuesta dos dólares al mes. Pero no estamos contentos con ello y creemos que puede ser gratis. Ya lo hemos hecho en el Reino Unido: allí hemos dado acceso a internet durante la vida útil del aparato. La razón es que amortizamos el coste con anuncios. El aparato no es el único modo de obtener beneficios. Es una forma de llegar al cliente.

 

P.- ¿Esto vale para los demás mercados?

SST.- En Europa nuestro intento inicial de venta del Ubislate será de 100 euros, con la capacidad equivalente a uno que hoy cuesta 300. Pero pensamos que el producto por sí mismo tiene un valor limitado. Lo que cuenta es la conexión a internet. Queremos un internet tan barato que sea casi gratis. Por lo demás, el aparato funciona bien y estamos ampliando su capacidad, mejorando la pantalla.

 

P.- Uno de cada cuatro indios no puede ni leer ni escribir; es de suponer que su acceso a las tecnologías es más problemático que en Europa.

 

SST.- La adaptación será rápida, gracias a las pantallas táctiles. Cuando mi hijo aún no sabía coger un lápiz ya podía tocar la pantalla. Para él, la tecnología es un juguete. En la India, solía decirse que los móviles no triunfarían porque los ciudadanos no sabrían usarlos, y hoy este es el mercado con más crecimiento del mundo. En la India hay 900 millones de personas que usan teléfonos móviles, pero solo 48 millones de usuarios activos de internet.

 

P.- Será que muchos no pueden permitirse computadoras…

 

SST.- Ni por tanto el acceso a internet. Si puedes llevar internet y los ordenadores al rango de precio de los teléfonos, la oportunidad es gigantesca, porque los consumidores están motivados. Un “rickshawala” (conductor de motocarro) que trabaja bajo el sol ardiente no aspira a que su hijo haga lo mismo que él, y por eso quiere darle educación. Aquí ya tenemos red y electricidad. La conexión a internet es la pieza del rompecabezas que nos falta.

 

P.- Pues cuarenta dólares siguen siendo una cantidad respetable para los pobres en India.

 

SST.- Cierto. Hay 300 millones de personas que no podrán permitirse el Ubislate. Pero hay otros 900 millones que sí.

 

P.- ¿Se atreve a pronosticar para qué usará un Aakash el rickshawala?

 

SST.- Pues para lo mismo que usted y que yo: para comunicarse. Enviará correos electrónicos, mensajes. Segundo: para el comercio, no solo para comprar y vender bienes y servicios, sino para saber dónde están los mejores precios y si los servicios que recibe están o no a la altura. Lo tercero es el entretenimiento, el tipo de contenido básico que ya existe: astrología, Facebook, todas esas cosas.

 

P.- Lo que hace el Gobierno de la India es subvencionar solo estudiantes de universidad, que en realidad son parte de la élite.

 

SST.- Vea esto como un primer paso. En la India hay más de diez millones de estudiantes universitarios, y más de 80 millones de estudiantes de secundaria. El propósito es hacer todo lo posible y continuar expandiéndose. Los analistas dicen que mi segmento es un nicho, pero mis expectativas rondan los 3.5 millones de unidades del Ubislate. Ya tenemos 340 mil reservas y lo grande es que las masas indias ni siquiera están esperando al gobierno.

 

P.- ¿Se esperaba usted esta respuesta para el Aakash Ubislate?

 

SST.- Antes teníamos unas diez reservas al día, así que pedí recibir copia de cada una en mi correo. Ahora tenemos entre 10 mil y 12 mil. Y mil 500 llamadas todos los días, desde Bangalore, desde Kuwait… Ya no se para. Así que si me pregunta si podía predecir esta respuesta, déjeme ser sincero: ¡ni de broma! (EFE)