A lo largo de la historia mentes brillantes nos han demostrado la importancia de nuevos métodos, perspectivas, tecnologías y soluciones para abordar las distintas problemáticas a las cuales están sujetos la humanidad, las especies y el planeta Tierra. Steven D. Levitt  y Stephen J. Dubner en su libro Superfreakonomics nos muestran un panorama totalmente distinto ante una de las problemáticas más controvertidas de nuestra época: el cambio climático.

 

La Tierra está aumentando su temperatura, debido a que los gases de efecto invernadero no permiten que los rayos del Sol reboten al espacio y se queden dentro de la atmósfera provocando así que la temperatura sea en promedio 0.7 grados Celsius más alta de lo normal y siga subiendo. Los gases de efecto invernadero, principalmente el bióxido de carbono, se dan por diversas causas: la actividad humana, los rumiantes y el vapor del agua.

 

Uno de los mayores problemas con los cuales se han encontrado los expertos en el tema, es con la capacidad de medición de las distintas variables para predecir el cambio exacto en la temperatura. Debido a que existe esta incertidumbre, es que a muchas personas les cuesta trabajo tomar medidas para evitarlo. Se calcula que 1.5% del Producto Interno Bruto Global (1.2 trillones de  dólares) se gasta al año para combatir el problema, las medidas para ello significan consumir menos, usar menos, manejar menos, etc. Esta disminución de las actividades de consumo tendría un impacto negativo en la actividad económica.

 

A manera de ejemplo para ilustrar su argumento, Levitt y Dubner nos explican lo sucedido en 1991 con la erupción del volcán Pinatubo, en las Filipinas. La erupción de este volcán llegó a expulsar tanta ceniza, formando una capa, que logró revertir el proceso del calentamiento global de los últimos cien años al evitar la entrada de los rayos solares. A partir del conocimiento de este fenómeno natural, ha surgido la idea de buscar soluciones que más que evitar el calentamiento, se concentren en la posibilidad de enfriar la Tierra, tal como lo hizo el Pinatubo, y revertir así el proceso del cambio climático.

 

Una compañía de invenciones llamada Aventuras Intelectuales (intelectualventures.com), co-fundada por el director de tecnología de Microsoft,  ha abanderado esta idea y sugerido distintas soluciones para enfriar el planeta, dado que desde su perspectiva las medidas actuales para evitar el calentamiento tienen poco alcance, debido principalmente a la renuencia de una gran parte de la población mundial a contribuir; por otro lado, señalan también que es demasiado tarde para iniciar con este cambio ya que los gases producidos se encuentran en la atmósfera y, finalmente, encuentran que algunas de las formas actuales de enfrentar el problema resultan demasiado optimistas, dado que muchas de las soluciones producen también efectos contraproducentes.

 

Entre las opciones que se han planteado, la primera es “el escudo estratosférico para la estabilización del clima” o “la cobija de Budyko”, la cual funciona como una manguera de jardín que lleva el bióxido de azufre, la sustancia en las cenizas de un volcán, a la estratosfera, lo que permitiría que se haga una capa que permita que entren menos rayos del Sol y, por lo tanto, se produzca menos calor. La cantidad estimada para llevar a cabo “la cobija de Budyko” es de 150 millones de dólares para comenzar y 100 millones de dólares al año. Según Levitt y Dubner, con esta cantidad el problema del calentamiento global quedaría resuelto y no tendría efectos contraproducentes.

 

Otra opción para lograr el enfriamiento del planeta es “la chimenea al cielo”, la cual propone que las plantas de quema de carbón tengan chimeneas suficientemente largas que permitan que el bióxido de azufre que emiten, llegue directamente a la estratosfera y logren formar dicha capa.

 

Una tercera opción es llenar el cielo de nubes, ya que el objetivo de estas mismas es el enfriamiento de la atmósfera. Para lograr una mayor formación de nubes se utiliza un spray que se rocía en el océano, con un método de Stephen Salter, en el cual se gastaría 50 millones de dólares en el primer prototipo y pocos billones de dólares para acabar con el problema hasta 2050.

 

Si bien estas ideas parecerían extractos de un cuento de ciencia ficción, existe actualmente toda una industria dedicada a su exploración, una unión de investigación científica, innovación, capital y aplicación tecnológica puede convertir alguna de estas ideas en realidad, cuestión que obliga a considerarlas seriamente dada la posibilidad que tienen de transformar la forma en la que pensamos en relación a ciertos problemas. Si existe sólo una pequeña posibilidad de cambiar el comportamiento humano y exigirle que deje de consumir, de usar e ir en contra de todo el sistema económico actual, ¿por qué no aprovechar el intelecto y la ingeniosidad humana para revertir sus acciones? ¿Por qué no llevar a cabo soluciones rápidas, baratas y eficientes para cambiar una cuestión que realmente afecta la sobrevivencia humana? ¿Es fácil confiar en la voluntad del cambio de comportamiento de cada persona a un alto costo económico o es más fácil apoyar nuevas soluciones y perspectivas que reviertan este accionar? contorno

 

 

Referencia

Steven Levitt y Stephen Dubner, Superfreakonomics. Toronto: Harper Collins, 2009.