El crecimiento del narcotráfico mexicano va más allá de los tiroteos y secuestros reportados en la batalla contra la droga. Transacciones comerciales aparentemente de rutina, como las de una empresa de perfumes, forman parte del lavado de dinero bajo el que trabajan estos criminales.

 

El diario The Texas Tribune destacó el día de ayer el caso de Vikram Datta, un amable hombre de familia en Laredo que, entre otras cosas, llegó a decir a sus conocidos que había enviado a sus hijas adolescentes de regreso a su natal Nueva York, preocupado por la calidad de las escuelas.

 

Por eso los vecinos quedaron conmocionados cuando se enteraron de que Datta, de 51 años de edad, era un importante jugador en el mercado negro cambiario del peso, un sistema que lleva décadas lavando dinero y reinvirtiéndolo en la economía formal.

 

Según los abogados de Datta, quien se negó a estar disponible para entrevistas, su cliente es un empresario legítimo que fue atrapado por gente relacionada con las drogas, acusada ​​de obtener sentencias menores gracias a sus propios esquemas de lavado de dinero.

 

Pero los fiscales sostuvieron, y un jurado federal acordó, en septiembre pasado, declararlo culpable de dos cargos de conspiración de lavado de dinero y un cargo de conspiración para violar la Ley de Viajes.

 

Y es que Datta lograba ventas por millones de dólares en perfumes a compradores corruptos en México que alimentaban su ambición. Él sabía que la economía de la droga, en la que participan algunos de los mayores proveedores del mundo de América del Norte, lo harían rico.

 

Los vecinos también se sorprendieron con el allanamiento de la propiedad ubicada en las altas paredes de Alexander Estates un imponente desarrollo ubicado cerca del club y campo de golf de esta ciudad fronteriza.

 

El mercado negro del peso ha estado en el radar del gobierno de Estados Unidos por años. El sistema ha sido perfeccionado por los señores de la droga colombianos y más tarde adoptado por los cárteles mexicanos de la droga, señala el rotativo.

 

Cuando las drogas son vendidas en Estados Unidos, los ingresos, en dólares americanos, son enviadas de contrabando a México o Colombia, donde se intercambian por pesos con una tasa de descuento.

 

El negocio de intercambio del peso, entonces, utiliza los dólares para comprar los productos en Estados Unidos –en el caso de Datta, millones de dólares en perfumes-, que son enviados a sus compradores en México o Colombia.