ASUNCIÓNSalvador Cabañas coordina desde diciembre pasado el trabajo de formación de niños de 4 a 13 años del club Deportivo Capiatá y hoy, al cumplirse siete años de la trágica noche en que recibió un disparo en la cabeza que puso fin a su carrera de goleador, ha hecho un repaso de su destacada carrera.

 

Cabañas se incorporó a la cantera a pedido de varios residentes de Capiatá, localidad próxima a Asunción, que deseaban que sus hijos fueran entrenados por el que fuera capitán de la selección paraguaya y temido goleador en los clubes por los que pasó, como el América mexicano.

 

“Soy coordinador de las inferiores y les enseñó de todo: definiciones, pases. Un poco de todo lo que pude aprender en mis años como jugador“, declaró este miércoles a Radio Cardinal.

 

Cabañas habló del estado de la selección paraguaya, y pidió mayor confianza en el combinado, porque “la Albirroja va a levantar”, expresó.

 

El exjugador expresó su confianza en el delantero de la selección Cecilio Domínguez, que recientemente se ha incorporado al América mexicano, el club donde Cabañas militaba cuando recibió el disparo.

 

“Por algo lo han contratado a Cecilio, hay mucha presión en ese club pero él tiene que sobrellevar eso”, destacó.

 

Destacó que el mejor gol de su carrera fue el que marcó en 2009 a la selección de Colombia en Bogotá. Fue desde la banda derecha, su lanzamiento venenoso terminó filtrándose por el poste zurdo del portero, que con vuelo aparatoso intentó en vano conjurar la sorpresa. Un golazo.

 

Cabañas era en 2010 el delantero estrella del América y de su país, pero el 25 de enero de aquel año recibió un disparo en la cabeza en una discoteca de la Ciudad de México.

 

La bala se quedó alojada en su cabeza y acabó con su carrera futbolística, pero pese a ello el artillero empezó una etapa de recuperación que lo llevó a militar en el 12 de Octubre y el General Caballero, equipos de categorías inferiores de Paraguay.

 

Su trabajo como entrenador en Capiatá supone un retorno al deporte del exjugador, que en los últimos años estuvo alejado del fútbol y de los medios de comunicación, y trabajó en la panadería familiar, en su localidad natal de Itauguá, a pocos kilómetros de la capital.