Todavía no se publican los criterios, lineamientos y reglas bajo los cuales operará la nueva Ley de Competencia Económica, y el engendro llamado Comisión Federal de Incompetencia, perdón, de Competencia Económica (COFECE) ya se ganó media estrellita en el “ranking” mundial de este tipo de organismos.

 

Una empresa internacional, supuestamente prestigiada, que mide el desempeño y eficacia de las agencias de competencia económica en todo el mundo, y que reparte estrellas como si fueran alumnos bien portados del “kínder”, consideró que el trabajo de la COFECE representa un avance que le permite alcanzar las tres estrellas (tenía 2 ½) por un desempeño calificado como “good”, según la metodología utilizada por la calificadora de hoteles, perdón, de agencias de competencia. Para los ignorantes en la materia hay cuatro categorías en donde “Elite” tiene cinco estrellas; Muy bien (Very Good) va de cuatro a cuatro estrellas y media; Bueno (Good) de tres a tres y media, y Competencia leal o justa (Fair) de dos a dos estrellas y media. ¡Qué bárbaros, qué bárbaros estos cuates! Sin embargo, se les olvidó a los supervisores y a los beneficiados que las estrellas ya no son tan importantes, hoy lo que valen son los diamantes y los establecimientos “boutique”.

 

Bueno, la media estrellita que se ganó la COFECE se debió al esfuerzo “extraordinario” que ha realizado desde el año pasado cuando la agencia mexicana vivió un cambio histórico ya que los poderes Ejecutivo y Legislativo modificaron la Constitución otorgando autonomía a la institución… y afrontó positivamente no sólo casos polémicos sino varios meses sin una ley secundaria acorde a su nueva realidad. ¡Un gran logro!

 

Más aún, la calificadora considera que la “nueva” Comisión Federal de Competencia Económica superó rápidamente la “curva de aprendizaje” derivada de las reformas constitucionales, e incorporó “cambios profundos” en todos sus procesos para hacerlos más ágiles y transparentes, además de que adoptó una supervisión más estricta de sus Comisionados. Sobre bases renovadas de equidad y legalidad, la COFECE “se configuró en una agencia anticartel más agresiva…” ¿Y dónde está?

 

Se aclara en la información que la calificadora internacional utiliza cuestionarios sobre políticas de competencia, capacidad técnica del personal, profundidad de las facultades legales, metodologías para establecer prioridades de investigación y una evaluación de su eficacia. También revisa transparencia, estabilidad e imparcialidad procesal, información detallada sobre concentraciones y sus efectos sobre la economía. La información recabada se confronta con abogados, economistas, académicos, empresarios y analistas antimonopolios de cada país que exponen su percepción sobre el nivel de profesionalismo, autonomía y efectividad de la institución de competencia.

 

¿Ah sí? Pues entonces que nos expliquen por qué la “estrellada” (por lo de la media estrellita) Comisión Federal de Incompetencia, y dale con lo mismo, es Com-pe-ten-cia, lleva más de medio año investigando un asuntito de supuestas prácticas monopólicas de varios grupos industriales, y no le encuentra ni pies ni cabeza. ¿Y saben por qué? Pues porque los investigadores, académicos, analistas…son más que bisoños. Peor se las cuento, lectores, la mencionada investigación podría durar más de dos años, dicen los que saben del asunto.

 

Entonces ¿Dónde está la eficiencia?

 

¡Regresen la media estrellita, no sean marrulleros! Le gritan a la titular de la cuestionada comisión.

 

AGENDA PREVIA

 

Pues la posición del ministro José Ramón Cossío Díaz, de que hay que acabar con los jueces corruptos, parece que nada más es “de dientes para afuera”. Y es que nadie se explica por qué el juez Héctor Guzmán Castillo, titular del juzgado 2° de distrito en Mexicali, donde se sabe otorgan todos los amparos de autos y de casinos que supuestamente han beneficiado a socios y amigos, sigue en el cargo. Y eso que hay quejas en la judicatura Federal…eh. Y lo peor del asunto es que la SCJN y el Consejo de la Judicatura, que preside Don Juan Silva Meza, no ha movido un dedo para investigarlo, frenarlo y enjuiciarlo. ¡Pues a lo mejor tiene un buen protector el susodicho juez! Sospechan algunos.

 

Y hablando de la Suprema, dicen los enterados que la ministra Olga Sánchez Cordero le dio un buen jalón de orejas a uno de sus colaboradores de nombre Jorge Luis Revilla por andar presumiendo sus influencias en ciertos asuntos en juzgados del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, e incluso personales.