Investigadores han obtenido la primera imagen en alta resolución del borde de la nube molecular de Orión, la región de formación de estrellas masivas más cercana al Sistema Solar.

 

Los resultados de esta imagen, que permite estudiar la morfología y actividad que tiene lugar en la zona, se publican en la revista Nature Letters, en un artículo que lideran investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

 

La nebulosa de Orión es la región de formación de estrellas masivas más cercana, recuerda el CSIC en una nota de prensa.

 

Los astrofísicos la observan para estudiar el proceso de nacimiento y evolución de este tipo de estrellas, que, en el caso del cúmulo del Trapecio -en el centro de la nebulosa-, llegan a ser hasta 30 veces más masivas y 200 mil veces más luminosas que el Sol.

 

Orión, perfecta para estudiar detalles

 

Orión está tan cerca que los investigadores no solo pueden tomar imágenes de la región de formación estelar en su conjunto, sino que también estudian detalles concretos de una zona en particular.

 

Liderados por Javier Goicoechea, del grupo de Astrofísica Molecular del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid, los científicos consiguieron delimitar y estudiar con precisión la morfología y la actividad que ocurre en el borde iluminado de la nube (el interfaz donde sucede la transición entre el gas molecular frío y el gas atómico, ionizado y muy caliente), informa el CSIC.

 

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En rojo se muestra la emisión del gas molecular, en verde el gas atómico (ionizado por la radiación ultravioleta procedente de las estrellas del Trapecio), y en azul el interfaz entre el gas ionizado y el gas neutro. El zoom muestra la región observada del borde de Orión con ALMA. Imágenes del gas atómico fueron tomadas en el telescopio VLT (Weilbacher et al.).

 

 

Esto fue posible gracias a la combinación de imágenes del borde de la nube Orión obtenidas con el observatorio ALMA (Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array) y utilizando observaciones previas con el telescopio VLT (Very Large Telescope), ambos en Chile.

 

“Hasta ahora teníamos una visión muy estática de lo que ocurre con el gas molecular en esa zona de transición debido a la poca precisión de los instrumentos. Eso ha cambiado radicalmente con ALMA”, subraya Goicoechea.

 

Los datos obtenidos, añade, permiten lograr imágenes “con una sensibilidad exquisita” y con gran precisión; “prácticamente estamos fotografiando ‘la piel’ de Orión”.

 

“Las imágenes proporcionadas por ALMA revelan que el borde de la nube molecular está formado por pequeñas estructuras filamentarias y rugosidades con patrones periódicos”, detalla el investigador.

 

El intenso campo de radiación ultravioleta provoca que las capas más externas de la nube molecular se compriman y aumenten su densidad (dando lugar a esos filamentos y grumos), añade Goicochea, quien señala que de forma simultánea, el borde de la nube se calienta y se evapora debido a la diferencia de presiones con el medio que la rodea.

 

Además de ser uno de los componentes más fascinantes de la galaxia, las “nubes moleculares” son el reservorio de material para formar nuevas estrellas.

 

Una de las preguntas que se hacen los investigadores es si estos grumos y filamentos densos observados podrían ser las “semillas” para la formación de una nueva generación de estrellas.

 

En este caso, la masa de los grumos detectados con ALMA en Orión es todavía muy pequeña comparada con la que se necesitaría para que la gravedad impulse su colapso y dé lugar a protoestrellas.

 

Para responder a si estos grumos pueden unirse en el futuro y dar lugar a condensaciones más masivas se necesitan más observaciones y modelos, lo que ayudará a entender si estos mecanismos que ocurren en “la piel” de Orión podrían ser un inductor de formación estelar, según Goicoechea.

 

Este trabajo ha sido desarrollado en el marco del proyecto Synergy Nanocosmos, financiado por el Consejo Europeo de Investigación. JMS