Más que candidato a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto parecía una estrella del pop. Desde su arribo a la Arena Monterrey, el mexiquense demoró más de media hora en llegar hasta el templete. La gente se arremolinaba a su alrededor mientras 17 mil personas perfectamente uniformadas de playera blanca y gorra roja aplaudían con entusiasmo con la parafernalia electoral del PRI.

 

Peña Nieto intentaba abrirse paso entre jóvenes que lucían negros copetes de hule, emulando su emblemático peinado, y largas cabelleras postizas al estilo de la ‘Gaviota’ en el caso de las mujeres. Otras personas portaban cartones con forma de televisión en los que asomaban el rostro, justo en medio de las imágenes de Peña Nieto y su esposa, la actriz Angélica Rivera.

 

De pronto, la emoción se apoderó del mexiquense, quien ayudado por sus asistentes, trepó hasta una de las plataformas donde estaba una cámara de video para saludar al público que se entregaba con fervor a su candidato. Escena digna de un concierto de música pop.

 

Una vez en el escenario, Peña Nieto se tomaría algunos minutos para mandar un guiño a las “bellas” mujeres de Nuevo León y a los jóvenes, sectores de la población a los que va dirigida buena parte de su campaña. Luego vino el saludo a los petroleros, a los trabajadores del campo y a los obreros, lo cual despertó la ovación de los contingentes de acarreados priistas provenientes de municipios como Guadalupe, Cadereyta y Apodaca.

 

Peña Nieto aprovecharía la ocasión para arremeter contra el PAN aún cuando minutos antes, aseguraba que buscaría evitar la confrontación con sus adversarios políticos para “no dividir a México”.

 

“Hemos sido un país que en los últimos 12 años, y muy particularmente en los últimos cinco, se ha empobrecido porque no hemos crecido y generado las oportunidades para México”, aseguró Peña.

 

“Ese es el legado que hoy tenemos de los gobiernos de la alternancia: un país al que se han sumado 12 millones más de pobres para ser ya más de 57 millones de mexicanos en condición de pobreza. Y lo que es más grave e imperdonable, que de ellos, 21 millones de mexicanos vivan en pobreza alimentaria”, aseguró.

 

El discurso de Peña parecía respaldar las palabras del gobernador Rodrigo Medina, quien durante la apertura del acto criticó a los “promotores de la guerra sucia y la calumnia”, en alusión a la campaña de crítica encabezada por el blanquiazul, pues consideró que dicha estrategia es “producto genuino de la desesperación de quienes se ven y se saben derrotados en la contienda”.

 

Luego vinieron los compromisos. En primer lugar, Peña Nieto se comprometió a establecer una “gran alianza” con el gobierno estatal para lograr “mejores resultados y mayores logros al pueblo de Nuevo León”, empezando por restablecer la seguridad pública con la presencia de fuerzas federales para que apoyen a la nueva policía estatal “el tiempo que sea necesario”.

 

Asimismo, el candidato tricolor se comprometió a construir las líneas 3 y 4 del metro en la zona metropolitana de Monterrey, además de impulsar el programa de transporte masivo Ecovías, con el fin de acabar con el congestionamiento vial.

 

También se comprometió garantizar el abasto y distribución de agua potable en todo el estado con la construcción del Proyecto Monterrey 6, el cual traerá el líquido desde la cuenca del Papaloapan, a 300 kilómetros de distancia.