WASHINGTON. Barack Obama tiene en la mira una reveladora lista de prioridades con las que no está dispuesto a negociar.

 

Las amenazas de veto que ha emitido en las últimas tres semanas son un microcosmos de la política estadounidense y abarcan los temas más complejos de la actualidad, reflejando la lucha entre el Congreso republicano y la Casa Blanca e incluso el encono entre el presidente y los líderes legislativos republicanos.

 

Obama, que vetó solo dos proyectos menores en los últimos seis años, ha estado lanzando amenazas de veto a diestra y siniestra desde que los republicanos asumieron el control total del Congreso.

 

Además de decir que vetaría ocho proyectos de ley específicos bajo consideración, el mandatario ha dejado saber que bloqueará toda iniciativa legislativa que comprometa su plan de salud, anule algunas de las regulaciones de Wall Street o sus acciones relacionadas con los inmigrantes que están en el país ilegalmente o que impongan nuevas sanciones a Irán.

 

Las amenazas de veto de Obama abarcan casi todos los terrenos: la guerra cultural (sobre el aborto), la política energética, asuntos sociales (el plan de salud), la política exterior (Irán), la angustia económica (regulaciones financieras) y hasta detalles retorcidos sobre el funcionamiento del gobierno (el proceso para fijar normas).

 

La lista refleja dos visiones contrastantes sobre es el papel del gobierno.

 

Y si bien hay abundante estrategia política detrás de los temas en los que Obama estaría dispuesto a usar el veto, también “está expresando cuáles son sus valores y las cosas en que cree”, opinó James Thurber, director del Centro para Estudios Presidenciales y del Congreso de la American University. Agregó que los republicanos, por su parte, promueven igualmente una serie de proyectos a pesar de la amenaza de veto porque creen en ellos.

 

“Esto no es una simple partida de ajedrez”, sostuvo Thurber.

 

Maniobras políticas o no, Obama lleva las de ganar. Ha habido más de 2.500 vetos a lo largo de los años y los presidentes se salieron con la suya en el 96% de los casos. El Congreso logró los votos necesarios para anular el veto presidencial en solo el 4% de los casos.

 

De todos los proyectos que Obama amenazó con vetar, el que más posibilidades tendría de sobrevivir a esa acción extrema es una iniciativa bipartidista para imponer sanciones a Irán relacionadas con su programa nuclear.

 

Muchas de las otras iniciativas no tienen la menor esperanza. Y los republicanos lo saben, pero de todos modos las plantean, en lo que puede ser una actitud astuta, que marca un claro contraste con el presidente con miras a las elecciones presidenciales del 2016, de acuerdo con Dan Holler, director de comunicaciones de la organización conservadora Heritage Action for America. Holler dice que también es importante comprender que toda legislación importante que tiene posibilidades de ser aprobada va a ser negociada con la Casa Blanca entre bambalinas.

 

“Por necesidad, va a ser (un proceso) silencioso”, afirmó, “porque cada uno de los legisladores del Partido Republicano se opuso a Obama y a todo lo que hizo en los últimos seis años. Su electorado se sentiría comprensiblemente molesto si trabajan codo a codo con el gobierno”.

 

Los dos bandos parecen estar llenando sus agendas de temas en los que tienen posturas muy contrastantes para tratar de dar una forma específica al debate en torno a las elecciones del año que viene. Los esfuerzos por encontrar un terreno común vendrán después, indicó William Galston, quien fuera funcionario del gobierno de Bill Clinton.

 

“Así, el interrogante es, ¿qué pasa en la segunda fase?” de este proceso, manifestó Galston. Luego de que Obama vete iniciativas republicanas y los republicanos no consigan anular el veto. “Recién entonces empieza la partida del 2015”.