Con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, el beísbol es el deporte que hermana a estos dos países, ahora los peloteros cubanos podrán jugar en las Ligas Mayores sin desertar de la isla caribeña y sin pedir permiso al departamento del tesoro estaunidense para poder jugar.

 

Pero la relación entre ambos países con el béisbol de por medio se remonta hasta antes de la revolución castrista, durante la década de los 40, varios equipos de las Grandes Ligas realizaban sus entrenamientos primaverales y juegos de exhibición en la Habana.

 

Los Rojos de Cincinnati por ejemplo, llegaron a tener una filial en la capital de la isla, los Sugar Kings.

 

A continuación, 24 HORAS enlista a los siete mejores ligamayoristas cubanos.

 

LUIS TIANT

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Un mago del pitcheo, poseedor de una curva envidiable, nadie que vio a El Tiante pude olvidada las joyas que regalaba cada que subía a la loma de las responsabilidades.

 

ORESTES MINNIE MIÑOSO

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Nativo de la provincia de Matanzas, Miñoso fue la primera gran estrella latina de las Grandes Ligas.

 

Fue nombrado novato del año, y se llevó dos reconocimientos como el Jugador Más Valioso, en las temporadas 1952-53 y 1956-57.

 

TONY PÉREZ

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Miembro del Salón de la Fama, figura rutilante con los Rojos de Cincinnat.

 

Con los Patirrojos consiguió las Series Mundiales de 1975 y 1976, para el siguiente año pudo conseguir el tricampeonato pero fue cedido a los Expos de Montreal.

 

TONY OLIVA

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Con los Mellisos de Minesota, Tony Oliva fue elegido para el Juego de Estrellas durante ocho temporadas consecutivas.

 

MIKE CUELLAR

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Uno de los mejores zurdos que ha dado la isla, ganó 125 con los Orioles de Baltimore, incluyendo temporadas de 20 victorias o más.

 

Supersticioso como pocos, se ganó a pulso el apodo de Caballo Loco.

 

DOLF LUQUE

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El habanero, Adolfo Domingo De Guzmán nació en 1890, gracias a su piel clara le abrió las puertas al beisbol estadunidense.

El llamado, “Orgullo de La Habana” fue un gran lanzador diestro.

 

JOSÉ CANSECO

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Fue un toletero temido, Pepe Canseco fue nombrado el novado del años en 1986 y jugador más valioso en 1988.