Los lentes de Google tal vez representan en este momento el mayor misterio del mundo de la tecnología, el producto que podría cambiar nuestra forma de comunicarnos.

 

La mayoría de las cosas que sabemos de ellos han salido de un video de la empresa y de fotos que han filtrado en internet de guapas modelos o fundadores de la empresa usándolos en el mundo real. Hace unos días vimos la foto de Sergey Brin, en el Metro de Nueva York, con los lentes.

 

Google y su equipo de mercadotecnia pintan esa ciudad como el campo propicio para probar un armazón que carga toda la tecnología que la empresa de Mountain View puede aportar al mundo, y más.

 

De entrada, nos anuncian que al ver a través de esos lentes podemos solicitar en tiempo real información de las tiendas, restaurantes y servicios de comunicación que nos rodean.

 

Gracias a Google Maps y al sistema de reconocimiento de voz tan avanzado que liberaron, ya podemos pedirle a los teléfonos celulares que nos digan cómo llegar a la cafetería, librería u hospital más cercano. Una voz artificial te dice cómo llegar, en segundos. Ahora imagina que no tienes que sacar de tu bolsa el smartphone, y simplemente hablas y aparece la información o la base de datos dice la respuesta.

 

En lugar de aumento, soluciones para tu miopía o astigmatismo, comprarás información y aplicaciones para que ese armazón que cargas no sea simplemente un capricho de la moda o una maldición de la naturaleza.

 

Será un puente de entrada a tu información, las bases de datos de esos lugares que recorres con la mirada y los mensajes que los edificios, avenidas y aparadores te lanzan.

 

Además del saber histórico que te brindarán, lanzarán ante tu mirada las promociones que encajan con tu perfil. Google, por cierto, está desarrollando infraestructura que en futuro podría amenazar a las empresas de telefonía y transmisión de datos que actualmente mantenemos.

 

Google tiene los mejores algoritmos de búsqueda que en América utilizamos masivamente para navegar en internet y encontrar las respuestas deseadas.

 

Google tiene YouTube, un canal de videos que poco a poco ha restado fuerza a los canales de televisión tradicionales que con su pobre oferta nos mantenían cautivos.

 

Google tiene además los mapas que en algún momento Apple quiso anular, pero que tuvo que volver a tomar en sus dispositivos tras su estrepitoso fracaso en su intento por copiar esa tecnología que se ha vuelto indispensable en muchas manos.

 

Google tiene el correo electrónico que mandó a Hotmail a descansar como marca.

 

Google es un monstruo que concentra la información de sus usuarios de alguna u otra manera, y que puede usarla para vender publicidad dirigida especialmente a los segmentos que el vendedor diga.

 

Google ha comenzado a darle vida a dispositivos portátiles con su sistema operativo Android, con tanta fuerza que las principales marcas de este planeta la quieren de aliada.

 

El punto es que entre hoy y mañana se llevará a cabo en San Francisco la reunión de desarrolladores del Project Glass. El 1 y 2 de febrero en Nueva York otros ingenieros expertos en desarrollar herramientas que combinan movilidad, bases de datos gigantescas, marketing e inteligencia artificial, se reunirán para darle continuidad al desarrollo de este armazón que promete evolucionar hacia un nuevo dispositivo que parece se convertirá en algo indispensable.

 

Algunos recibirán un par de lentes para irse a probarlos a sus laboratorios. Por lo pronto, los acuerdos de confidencialidad que se firmaron para ser parte de estas reuniones, llamadas Glass Foundry, circulan en internet, así como esperamos que circulen pistas que den más detalles de uno de los misterios que más inquietan.