Justo cuando corren versiones de una enfermedad grave que ha debilitado su ejercicio de gobierno, el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, mostró ayer su mano dura al autorizar la entrada de la Policía Federal a tres Normales que mantenían tomadas los estudiantes junto con camiones de transporte que permanecían secuestrados por los normalistas. El saldo del amanecer violento michoacano fue de 176 estudiantes detenidos, tres heridos, varios camiones incendiados y un conflicto que amenaza con crecer y desestabilizar al estado.

 

La decisión de Vallejo despertaba ayer toda clase de reacciones en su estado y en foros de internet y redes sociales. Un sector de la opinión pública alabó la decisión de utilizar la fuerza pública contra grupos sociales que, según el propio Gobernador, mantienen “secuestrado” al estado y que actuaron “cínicamente” al secuestrar camiones de pasajeros y de carga. “Hasta que hay un gobernante que se anima a usar la fuerza contra grupos que buscan desestabilizar”, decían usuarios en foros cibernéticos.

 

Pero también hubo reacciones en contra de grupos afines a los normalistas que busca impedir un nuevo plan de estudios que eleva de tres a cuatro años la licenciatura magisterial e incorpora el inglés y el uso de tecnologías como materias obligatorias. Desde la CNTE, que tomó las calles de Morelia y amenazó con un paro en las escuelas hasta que liberen a los detenidos, hasta otros normalistas que bloquearon casetas de autopistas o el coordinador de los diputados del PRD, Silvano Aureoles, que criticó el uso de la fuerza y pidió diálogo en el conflicto.

 

La actuación del gobernador Vallejo revive el debate sobre el uso de la fuerza pública como un tema que en México, en los últimos años, suele asociarse indiscriminadamente con represión. La mayoría de los gobernantes, tanto a nivel local como federal, rehúyen usar la fuerza en conflictos ante el temor al desgaste político o los señalamientos de represores o autoritarios, llegando en ocasiones a tolerar abusos y violaciones que afectan a otros ciudadanos.

 

Los ejemplos sobran. Desde Marcelo Ebrard y su negligencia ante abusos del SME o en el otro extremo el desalojo de Atenco ordenado por Enrique Peña Nieto, donde abusos cometidos por la policía aún hoy persiguen al presidente electo. La pregunta que plantea el caso Michoacán y su Gobernador enfermo pero de mano dura, es si los gobernantes deben renunciar al uso de la fuerza o si ésta debe ser aplicada ante grupos que transgreden la ley y el orden siempre y cuando no se cometan excesos ni arbitrariedades en su aplicación. O lo que es lo mismo ¿gobernantes firmes que cumplan su función aun a costa de su popularidad o gobernantes que por no ser cuestionados o impopulares toleren abusos que afecten a la ciudadanía? ¿Cuáles son preferibles?

 

NOTAS INDISCRETAS… En el asunto de las finanzas de Acapulco y de cómo dejó las cuentas municipales, el diputado Manuel Añorve tiene una versión distinta a la de su sucesor, Luis Walton. Sostiene Añorve que cuando él tomó posesión, en 2009, la deuda del municipio era de 900 millones de pesos y no de 79 millones como afirma Walton -incluido un pasivo por 550 millones el organismo de agua CAPAMA- además de deudas con bancos y más de 100 millones en adeudos a CFE e ISSSTE. Sobre las deudas que él contrajo, el ex alcalde y actual vicecoordinador del PRI en San Lázaro reconoce préstamos por 423 millones de pesos con los bancos, de los cuales afirma que se pagaron 220 millones a Banobras y se renegociaron 200 millones de la deuda de CAPAMA. En cuanto a la nómina municipal, donde le achacan crecer  la burocracia a 8 mil 345 empleados, Añorve reconoce que sí se crearon nuevas plazas por las basificaciones con cinco sindicatos del Ayuntamiento, pero “el grueso de trabajadores se recibió de la anterior administración”. El diputado pide que también se revisen las cuentas de la alcaldesa sustituta, Verónica Escobar, que estuvo seis meses en el cargo y tomó decisiones financieras. “Yo defiendo mi deuda en bancos y mi administración hasta marzo de 2012 y yo nunca dejé de pagar una sola quincena”, sostiene Añorve… Tropezón de los dados. Serpiente.