Con el paso de los años la situación de pobreza en el país va en aumento y el éxodo de mexicanos hacia Estados Unidos no los exime de esta condición, concluyó un estudio del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados.

 

El documento “Mexicanos en pobreza radicados aquí y en Estados Unidos” del que tiene copia 24 HORAS, sostiene —con base en datos oficiales— que la política social del país no debe ser el único instrumento para contrarrestar esta condición.

 

“El impacto de estas nuevas decisiones de política pública hacia las condiciones de bienestar social y económico de distintos grupos de población se puede correlacionar con problemas persistentes de distribución del ingreso y deuda externa”, sostiene.

 

El investigador parlamentario Rafael López y Vega detalla que las acciones estatales “se corresponden como medio de corrección del ingreso percibido para, al menos inicialmente, asegurar la alimentación”.

 

“Mediante ello, generar condiciones de desarrollo sujetas a los mínimos derechos humanos y sociales (salud, educación, vivienda) para abatir el número de pobres y la incidencia de ésta entre la población”, explica.

 

Según datos del Consejo Nacional de Población (Conapo), en los últimos 14 años migraron más de 40 millones de connacionales a EU, sin tomar en cuenta el número de descendientes que actualmente se encuentran en dicho territorio.

 

“Si bien es cierto que la medición de la pobreza en México abarca al conjunto del territorio nacional, también lo es que fuentes de información estadounidenses muestran que al menos una cuarta parte de los connacionales que viven en la Unión Americana se hallan en situación de pobreza”, resalta.

 

Por ello, el estudio refiere que programas institucionales como Solidaridad y Progresa “tuvieron un viraje en su contenido y alcances, expresión de que los problemas de desigualdad encajaban en una comprensión distinta de las condiciones que la reestructuración económica había creado.

 

“Si bien puede situarse a Solidaridad como la marca pionera y experimental de esa época, no fue sino hacia la segunda mitad de los noventa que los programas para hacerle frente a la pobreza encontraron un nuevo marco analítico que guió su diseño: Progresa, Oportunidades y Prospera, ocupan el primer y único lugar en este rediseño”, sostiene.

 

Explica que la estrategia del programa Progresa se ancla al debate internacional de la época para incidir en el ejercicio de derechos sociales básicos, en la generación de condiciones personales y familiares que permitan el desarrollo de capacidades para abatir la situación de pobreza extrema en la que se vive.

 

En este sentido y en el marco de la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2016, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, afirmó que estos programas sociales estarán blindados.

 

“El gobierno de la Republica está trabajando con el Banco Mundial para revisar a profundidad el gasto público y así aprovechar su experiencia para implementar las mejores prácticas internacionales en la restructuración del presupuesto, con una visión de corto y largo plazos”, dijo.