El recién enamoramiento de Javier Chicharito Hernández con la prensa y afición del Real Madrid es uno de esos amores al que debería ponérsele etiqueta de prohibido. Cierto que hace apenas una semana el mexicano puso de cabeza al Bernabéu, al rescatar a los Merengues ante el acérrimo rival colchonero y colaboró con la victoria ante el Celta en la liga.

 

El problema es que en el futuro del club blanco, si bien podrían esperarle títulos históricos, es posible que haga lo que haga su lugar siga siendo la banca.

 

El Real Madrid fue de los equipos con menos cambios en la liga hasta las lesiones de Benzema, Modric y Bale. Y la razón está en los números. Goles no es lo que necesita el Real Madrid, no con una máquina como Cristiano Ronaldo que tiene 50 goles en este ciclo futbolístico.

 

Hernández anota más que Benzema en relación al tiempo que juega. Necesita sólo 92 minutos para hacer un gol, por 153 del francés. El mexicano también participa más en el juego del conjunto al dar más pases por minuto en comparación con el nueve titular.

 

¿Cuál es la diferencia? Pues que Benzema aporta cuando el Madrid pierde el balón. Es un digno recuperador de balones. En un Real Madrid en el que Ronaldo y Gareth Bale no corren nada para apoyar a sus compañeros, es importante que Benzema robe el doble de balones que el mexicano por minuto jugado.

 

No a parte de lo deportivo está lo económico. Chicharito vale para el Manchester United 20 millones de dólares, al menos cinco veces menos que Cristiano y Bale. Y en el caso del portugués, la exposición mediática que garantiza al equipo es invaluable. Por eso al Real Madrid le acomoda mucho un jugador como Benzema, dispuesto a colaborar para que el ídolo haga goles y gane portadas de la prensa de todos colores, a uno como Hernández que prefiere meterlos él.

 

Como balde de agua fría cayó la afirmación del entrenador del Manchester United, Louis Van Gaal sobre Hernández: “Cuando marcas un gol –se refería al que hizo contra el Atlético– ¿de repente eres diferente? Yo creo que no”.

 

Sólo el tiempo dirá si realmente el Chicharito debió quedarse o debió irse. Pero lo que sea que decida, la fecha límite es este jueves 30 de abril.