Alfredo Llorente Martínez, director general del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), terminó su exposición. Dejaba en la mesa las terribles cifras de analfabetismo que se padecen en nuestro país hoy en día. Comenzó:

-De los 85 millones de jóvenes mayores de 15 años que tenemos en el país (el número total de habitantes en México es de 120 millones), 6% son analfabetas. Esto es 5.5 millones.

Pero no sólo eso: 10.1 millones de éstos (11.8%) no han terminado su primaria y 16.4 millones (19.8%) carecen de secundaria concluida. Es decir, resumiría Llorente, “uno de cada tres mexicanos está en rezago”.

¿Qué ocasionó que llegáramos a cifras tan impresionantes y desconsoladoras que nos sitúan con una tasa de analfabetismo del 6%? El director del INEA no lo dijo durante su exposición en el Foro Internacional de Alfabetización y Abatimiento del Rezago Educativo.

Acaso, apenas lo insinuó cuando hizo una referencia sobre Jaime Torres Bodet y mencionó que “la última gran Campaña de Alfabetización de que se tiene memoria” la impulsó el dos veces secretario de Educación, en 1944.

O sea, hace 70 años. Y de entonces para acá -a decir del director del INEA- ni quien se ocupara gran cosa del problema del rezago educativo.

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LA CAMPAÑA SEGÚN LLORENTE.- Pero ahora, de acuerdo a Llorente, han iniciado una Campaña Nacional de Alfabetización y Abatimiento del Rezago Educativo que atenderá ¡a más de 7.5 millones! de mexicanos en esta situación durante los próximos cuatro años y esperan sacar del analfabetismo a 2.2 millones de personas.

¿Cómo le van a hacer? Pues según el funcionario -además de la consabida “concientización social” y una gran campaña de comunicación social- van a echar mano de la movilización social de ¡más de un millón de “figuras solidarias”!

Sí, gente que colabore en la campaña como alfabetizadores, asesores educativos, promotores, aplicadores de exámenes, etc.

¿Así nomás? ¿Cómo le van a hacer para encontrar por ahí al millón de voluntarios -“figuras solidarias”- que quieran enseñar a leer y escribir? ¿Los van a capacitar?

Ver para creer.

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CRISIS DE APRENDIZAJE.- Estadísticas van y estadísticas vienen sobre la cuestión educativa. Pero lo importante -diría Rosa María Torres, especialista y consultora internacional- no son los números de cuántos han terminado o no la primaria o la secundaria.

Lo verdaderamente grave, apuntó la ecuatoriana, es la “crisis de aprendizaje” global que estamos viviendo. Especialmente en lectura y escritura.

Según explicó, estamos en una situación en que niños con cuatro años de escolaridad no aprenden a leer y a escribir.

Sea por problemas de aprendizaje de las personas, o porque las escuelas son deficitarias, el caso es que “la escolaridad por sí misma no garantiza la alfabetización”.

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ESCOLARIZADO NO ES LO MISMO QUE EDUCADO.- Y sin embargo -agregó la maestra Torres-, la alfabetización ni siquiera debería ser el fin del esfuerzo. “El objetivo es que la gente lea y escriba”, que es algo muy diferente y va más allá de conocer las letras. “Se trata de un salto de mentalidad, de concepción”.

¿Cuánto lee la gente y qué lee? Ni siquiera lo sabemos. Nos quedamos en las puras estadísticas de los analfabetos, cuando de lo que se trata es de construir una sociedad que lea y escriba.

Eso fue lo que expresó la especialista en su conferencia magistral. Y se despidió -sin que le hicieran mucho caso- con estas frases: “Escolarizado no es lo mismo que educado. Un pueblo educado es un pueblo que lee, que escribe, independientemente de su nivel de escolaridad”.

Todo lo anterior ocurrió durante el Encuentro Internacional de Alfabetización y Abatimiento del Rezago Educativo que se llevó a cabo en el Museo de Antropología. Poca difusión tuvo, pero bien vale la pena mirar qué vamos a hacer y hacia dónde vamos en este tema.

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GEMAS: Obsequio de Luis Rubio: “Déjà vu, la ilusión que resulta de recordar un mundo anterior. Esa parece ser la lógica de la política económica: recrear un mundo que ya no existe y que ya no es posible”.