Cada vez que alguien se reúne con Aurelio Nuño y le plantea un problema, el jefe de la oficina de Los Pinos toma una hoja de papel y se pone a dibujar los escenarios, las posibles soluciones, el camino a seguir.

 

¡Se ve rete bonito en el papel!, suelen comentar algunos de los que han pasado por esa historia. El problema es que luego, o no hay quién aterrice las propuestas, o de plano no hay manera de llevar a cabo lo que aparece en los dibujitos.

 

Y así, las posibles soluciones a problemas importantes simplemente se quedan en el aire.

 

bien

 

A lo anterior, súmenle una dosis de arrogancia, soberbia y ceguera.

 

La “casa blanca” (de la esposa del presidente Enrique Peña Nieto, Angélica Rivera) ha sido uno de los casos más notorios en los que Nuño ha querido tapar el sol con un dedo y dar por cerrado el tema así nomás porque él lo decreta.

 

Lo declaró así en el noticiero de Denise Maerker, Atando Cabos, en Radio Fórmula; y ha convocado insistentemente a los corresponsales extranjeros a sus oficinas para tratar de convencerlos de que no existe conflicto de interés en el asunto de la “casa blanca”.

 

Y sobre lo ocurrido a los normalistas de Ayotzinapa, bueno…, digamos que ha sido su desastre en comunicación. Pero no únicamente en términos de “estrategia de comunicación” -así, en general-, como reconoce a los corresponsales del diario español El País.

 

Los errores van más allá del mensaje: tocan a la estrategia de fondo para enfrentar la crisis, el famoso decálogo incluido, y no meramente por el escenario y la parafernalia (eso sería lo de menos en este caso) como algunos creen.

 

Mirar como “bravuconadas” (Nuño dixit) las críticas y los señalamientos de que se requieren cambios en el gobierno y en el gabinete es desconocer el manual de manejo de crisis.

 

Soltar frases como “no vamos a ceder aunque la plaza pública pida sangre y espectáculo ni a saciar el gusto de los articulistas”, da idea del mundo tocado y a la defensiva en el que está parado el jefe de la oficina de Peña Nieto.

 

Ah, pero eso sí, dibuja bonito.

 

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COCHINERO CON LA MEDALLA BELISARIO DOMÍNGUEZ.- La última novedad: los panistas no quieren que el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, asista al Senado a la entrega de la presea Belisario Domínguez.

 

Eso trascendió del encuentro bicameral que sostuvieron ayer por la mañana los coordinadores del PRI, PAN y PRD en la vieja sede de Xicoténcatl.

 

Y hasta donde nos quedamos, la situación iba en que de plano se diferiría la fecha de entrega de la presea al poeta chiapaneco Eraclio Zepeda. Es decir, muy probablemente ya no se entregaría durante el actual periodo de sesiones que concluye el próximo día 15.

 

Así que los dos meses que se pasaron en el estira y afloja para definir el nombre del candidato de la máxima presea que entrega el Senado, además de mala obra que le jugaron a Ifigenia Navarrete -los perredistas le habían dicho que ella sería la galardonada- de nada sirvió para aceitar el camino.

 

Es ésta la primera vez en 60 años que el galardón no es otorgado durante el mes de octubre o principios de noviembre. Y como van las cosas, les decíamos, en una de esas ni en lo que queda del año.

 

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UNA ROSARIO PARA MONREAL.- Con eso de que Ricardo Monreal anda atragantándose -quiere a fuerzas formar la bancada de Morena para enero, quiere encabezarla aunque sea tan sólo por un par de meses pues quiere además ser candidato para jefe delegacional de la Cuauhtémoc- los priistas andan ya pensando en qué piedritas ponerle en el camino.

 

Y una de ellas, si es que lanza para delegado de la Cuauhtémoc aquí en el Distrito Federal, es ponerle enfrente, como candidata del PRI para el mismo puesto, nada menos que a Rosario Robles. ¡Cómo la ven!

 

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GEMAS: Regalito de René Bejarano, líder de la corriente perredista Izquierda Democrática Nacional, para el equipo de Los Pinos: “Ellos no son Ayotzinapa, son totalmente Atlacomulco”.