Prácticamente todos los pronósticos del sector privado y de los organismos internacionales sobre el desempeño esperado de la economía mexicana para el año ya se alinearon por debajo de 3% de crecimiento.

 

La encuesta entre 30 grupos de especialistas del sector privado para el mes de junio que publicó el Banco de México, arrojó una media de 2.84%. El 9 de julio el Fondo Monetario Internacional también revisó las expectativas económicas de México a la baja, hacia el 2.9%. Mientras que el viernes pasado, en su Anuncio de Política Monetaria, el Banco de México confirmó esta tendencia bajista con estas palabras: “A la luz de la rapidez y profundidad con la que se ha dado la desaceleración de la economía, los riesgos a la baja para la actividad económica en México se han elevado”.

 

Y ayer el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, IMEF, también redujo su pronóstico de crecimiento a 2.7% para el año.

 

Es decir hay un amplio consenso entre los especialistas sobre la desaceleración que vive la economía mexicana y su magro crecimiento económico esperado para el año, comparado con el 3.9% del año pasado y con el crecimiento esperado para las economías latinoamericanas más dinámicas -como la chilena o la peruana- con todo y la desaceleración de las economías emergentes.

 

En las filas más optimistas, prácticamente queda solo el gobierno federal. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público se mantiene aún con un pronóstico de crecimiento económico de 3.1% para el año después de que lo redujo de 3.5% a 3.1% en mayo pasado.

 

La pregunta es si Luis Videgaray y su equipo de economistas de Hacienda decidirán alinearse en los próximos días al consenso de pronósticos antes del 20 de agosto, cuando INEGI dará a conocer el dato del PIB al segundo trimestre del año, o incluso antes del 25 de julio próximo, cuando se dé a conocer el Indicador Global de la Actividad Económica al mes de mayo. Ya el dato de la producción industrial al mes de mayo dio cuenta de una mayor desaceleración a la esperada en las manufacturas y ratificó el pobre comportamiento que vive la construcción.

 

Así que los resultados económicos para el segundo trimestre no son los mejores, con lo que difícilmente se tendrá un crecimiento superior al 3% en el año, incluso bajo la expectativa de una reactivación de la economía durante el segundo semestre, cuestión que ya algunos de los especialistas comienzan a matizar.

 

Con este escenario, se esperaría que el gobierno federal dé a conocer en breve un ajuste a su pronóstico hacia el 2.9% anual -en concordancia con las expectativas del FMI-, dados los fuertes argumentos en esa dirección y que se han validado en las últimas semanas. Si bien es sabido que el gobierno federal es resistente a revisar a la baja sus pronósticos por razones de comunicación estratégica con sus mercados, también corre el riesgo de quedarse como el ingenuo optimista que nadie sigue.

 

Mientras tanto, las expectativas económicas para 2014 aún se mantienen intactas, en alrededor de 4%, que podría potenciarse incluso con un mayor dinamismo de la inversión si se cumplen medianamente las expectativas creadas en torno a la reforma energética y se ponen en marcha los cambios legales en el sector de las telecomunicaciones.

 

SÍGALE LA PISTA…

 

La reciente decisión de la Comisión Federal de Competencia sobre el mercado de las cervezas, en la que limita los contratos de exclusividad en tiendas de abarrotes y restaurantes a los dos gigantes del mercado -Modelo y Cuauhtémoc-, deja mucho que desear de un organismo antimonopolios cuyo mandato es velar por la sana competencia en los mercados y sus máximos beneficios para los consumidores. Nos preguntamos, ¿de qué sirve, entonces, tanta exigencia por una mayor autonomía y más “dientes” para aplicar la ley?