OAXACA. Luego de partir en marcha en una calenda contra la impunidad y por la justicia, desde la fuente de las Ocho Regiones, militantes del Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ),  llegaron a palacio de Gobierno  para manifestar su indignación ante la falta de acción del gobierno estatal para detener a los asesinos de Bety Cariño y Jyri Jaakkola, quienes fueron emboscados y asesinados en 2010, en una caravana humanitaria que llegaría a San Juan Copala.

 

A cinco años de estos asesinatos, acusaron al gobierno de Gabino Cué de no dar mayores avances ni explicación de lo que ha sucedido en la investigación. Por ello hoy decidieron movilizarse con la finalidad de que se inicie una mesa de diálogo.

 

Hasta ahora solo ha mostrado hipocresía en las mesas de negociación, al adquirir compromisos que sigue sin cumplir.

 

Los activistas señalaron que la justicia no puede negociarse, mucho menos puede ser pactada, por quienes defendían a los asesinos de Cariño y Jaakkola.

 

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Foto: Darío Nolasco

 

Reconocieron que intentar romper el cerco del grupo paramilitar de la Unidad de Bienestar Social de la Región Triqui (UBISORT) tuvo un costo muy alto aquel 27 de abril del 2010, en un de los golpes más fuerte al diálogo.

 

Lamentaron haber creído en un gobierno que pretendió en su discurso ser distinto, demostrando hoy que continúa matando a dirigentes y persiguiendo a quienes se oponen a sus intereses.

 

La representante Reyna Martínez Flores informó que se tienen tres personas detenidas, pero otras 10 deberían estar en la cárcel, lo que no ha sucedido a pesar de que se tienen órdenes de aprehensión en proceso.

 

Hasta ahora, señaló, el gobierno no ha dado mayores avances, ni explicación de lo que ha sucedido en la investigación. Por ello hoy decidieron movilizarse con la finalidad de que se inicie una mesa de diálogo.

 

Exigieron al gobierno de Cué que cumpla su promesa de dar garantías de seguridad para que puedan retornar a su comunidad, ya que tienen que vivir en las calles o en sitios poco adecuados.

 

Aseguraron que han recibido muchas promesas para lograr el regreso a su pueblo, y mientras se lograba el objetivo, les darían un sitio en donde vivir, así como terrenos en esa ciudad o en la Mixteca, pero nada de esto se ha conseguido.