Ocho mil internautas siguieron durante casi dos horas la transmisión en vivo del Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024 a través de la página de Facebook del Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.

No sólo eran muchos para una transmisión en vivo por esa red social -dicen los expertos en marketing digital que tres mil conectados ya es un número exitoso-, sino que además participaban activamente con comentarios de tal entusiasmo y confianza en el próximo Gobierno que nunca habrían imaginado posibles en cualquier cuarto de bots. La autenticidad orgánica supera a la ficción, ¿o cómo era?

Sí, por supuesto que la mayoría de ellos son ingenuos en el conocimiento de lo que implica enfrentar las violencias tan diversas y profundas que nos afectan actualmente. No son expertos; son ciudadanos que protegen su cartera cada que toman el transporte público, mujeres que temen caminar de noche por las calles, jóvenes que no han encontrado oportunidades laborales, personas que padecen cotidianamente el deterioro del tejido social y la ineficiencia institucional que ha alcanzado niveles aberrantes en el sexenio que agoniza.

Para especialistas y para iniciados es obvio que o hay un nuevo tiempo y oportunidades estratégicas para la seguridad o el país se convertirá en referencia negativa global de dos décadas de violencia, impunidad e injusticia.

De ahí que el futuro secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, hiciera énfasis en que vivir en paz es un objetivo rebasado por solamente tratar de reducir los índices de violencia. En el plan presentado ayer, la paz es entendida como una tarea colectiva que vincula a la sociedad en su conjunto y a los tres órdenes de Gobierno; por ahora, con la participación de las Fuerzas Armadas.

“Éste es un acto trascendente (…) No es posible que haya 80 homicidios diarios en el país; tenemos que garantizar la seguridad a los mexicanos. Que no haya homicidios, que no haya secuestros, que no haya robo, que se garantice el derecho a vivir libres de miedos”. Ésas fueron las palabras con las que López Obrador resumió su aspiración.

Le llovían bendiciones y muestras de confianza de los seguidores de la transmisión. No exagero, aunque no quisieran creerlo sus malquerientes. Otros, muchos otros, criticaban en Twitter la ausencia de definiciones programáticas en lo presentado. Acusaban que parecía una carta de buenos deseos.

¿Cómo se hará? Para eso no se hacen eventos ni conferencias de prensa; para lograrlo se requiere determinación y disciplina. Se ha dicho que los gabinetes de Seguridad se reunirán a primera hora, se adecuará el marco legal para hacer de la corrupción un delito grave y de las recomendaciones en derechos humanos de las comisiones estatales y nacional un deber ser, entre otras iniciativas que se pueden leer hoy a detalle en todas las notas.

La propuesta parte del entendimiento de que los mexicanos merecemos seguridad y hay una deuda enorme en procuración de justicia; de responder a la confianza histórica que ha sido depositada en el cambio prometido. Un buen inicio.

@guerrerochipres