Unos dirían que les cayó el chahuistle. Otros pensarán simplemente que hay días en que nada sale bien. Sea como sea, éstos no son los mejores momentos para el gobierno de Enrique Peña Nieto.

 

De entrada, el cambio central del discurso del Presidente de la República vis a vis de su antecesor, Felipe Calderón -hacer de lado el tema de la inseguridad y la violencia-, quedó ya más que rebasado.

 

El primer desajuste entre los hechos y las palabras lo resintió Peña a principios de este año en Davos, Suiza. Llegó el mexiquense a Davos, con sus reformas estructurales bajo el brazo y dispuesto a conquistar con ellas -particularmente la económica- a sus pares.

 

Pero en la cumbre económica mundial lo recibieron más bien con inquietantes preguntas sobre la violencia y la inseguridad en México. (El tema de Michoacán volvió a la agenda de los medios, acompañada esta vez por las desconcertantes autodefensas).

 

A partir de ahí, las cosas cambiaron. El tema de la seguridad volvió, como en el sexenio pasado, a las primeras planas. Michoacán fue, y es de nueva cuenta laboratorio de estrategias anti crimen, al punto de ensayar ahora la figura de un Comisionado para la Seguridad cuya fuerza en los hechos es superior a la del propio gobernador constitucional.

 

(Del ex gobernador interino ni hablar, ya lo tiene arraigado la Procuraduría General de la República).

 

Junto con el avance en la estrategia, la información sobre los sucesos michoacanos retomó un lugar primordial en los noticieros y los diarios: Los primeros meses, sobre avances inesperados, como la toma de la operación del puerto Lázaro Cárdenas -y luego de todos los puertos del país- por la Marina Armada; y el arresto o abatimiento de los principales líderes de los Caballeros Templarios.

 

Hasta ahí, digamos, las cosas aparentemente marchaban más o menos bien.

 

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QUIEBRE EN LA INFORMACIÓN.- Si escuchan y revisan los noticieros y los diarios de las últimas semanas y en especial de los últimos días, notarán un cambio rotundo en lo que están reflejando los medios.

 

Para empezar -y volvemos a Peña Nieto-, los sucesos han sido tan importantes en el tema de la violencia que el presidente de la República ha tenido que incluir en su discurso declaraciones al respecto -hasta una visita hizo a Chilchota, Michoacán-; la más recordada en el sentido de que recuperaría el estado de derecho en esa tierra “cueste lo que cueste”.

 

Pero no es lo único que muestra cómo la agenda de comunicación de inicio de sexenio pasó a mejor vida. El enfoque noticioso incluido. Esto ocurrió con la detención de Hipólito Mora, creador y líder de las autodefensas de la “Ruana”.

 

La acusación de “traición” al Comisionado Alfredo Castillo podría situarse como el momento del quiebre en la forma en que los medios transmitían la información: pasaron a ser mayores las dudas y los cuestionamientos a las acciones del gobierno.

 

Siguió el arraigo del ex gobernador interino y ex secretario de gobierno de Michoacán, Jesús Reyna, provocó un buen número de notas y no pocas de ellas cuestionando de nueva cuenta -como en el sexenio pasado- la utilización de la figura del arraigo.

 

(A propósito de los arraigos, ayer el diario El Universal dio a conocer que en el año tres meses que va del actual gobierno la PGR ha arraigado a 741 personas, un promedio de 49 por mes. Menos mal que no le gusta eso del arraigo a Jesús Murillo Karam ¿verdad?)

 

Y de ahí p’ al real… y para otras entidades.

 

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LA POLÍTICA TAMBIÉN SE DESCOMPUSO.- En el Congreso es donde también se vino abajo lo avanzado. Las reformas en materia electoral se atoraron por el diferendo que traen los corderistas y los maderistas.

 

Lo mismo ocurre con las leyes secundarias de telecomunicaciones. Y a la espera están también las de Competencia Económica y la Energética.

 

Es tal el pleito que traen los panistas -en el marco de la campaña por la dirigencia nacional del blanquiazul- que hay quienes proponen que las leyes secundarias se desahoguen hasta que termine el proceso de elección en el PAN, esto es el 18 de mayo (y eso si no hay pleito post electoral)

 

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GEMAS: Obsequio de Eduardo Quintero Madrigal, abogado de José Trinidad Martínez Pasalagua, señalado de haber acompañado a Jesús Reyna a dos reuniones con los líderes de los Caballeros Templarios: “Recuerden que yo había afirmado que asistir a una reunión con una persona no era ningún delito, eso lo sostuvimos ante el Ministerio Público. Por eso quedó en libertad”.