El mercado accionario se desarrolla con un aumento en su nivel de volatilidad, producto de la afectación de un entorno global, caracterizado por el momento que vive la pandemia y la variante Delta con efectos hacia sectores y empresas más sensibles, así como la condición de la economía de Estados Unidos, los riesgos sobre la inflación y la directriz de la Fed y confianza de inversionistas. De manera interna, la posibilidad de un nuevo incremento en la tasa de interés por parte de Banxico en su reunión de agosto próximo, así como la llegada de reportes corporativos al segundo trimestre del 2021.

En ese sentido, hay empresas que opinan en realizar un análisis más normalizado si se compara el desempeño financiero versus el segundo trimestre del 2019, como una tendencia más normalizada que implica el verdadero desempeño de la compañía.

Tal es el caso, por ejemplo, de líneas aéreas y aeropuertos que en 2020 se vieron fuertemente afectados por el cierre de las economías y sus números fueron muy negativos. Ahora, en 2021, sus comparativos han generado crecimientos en casi todos los rubros, aunque al compararse vs el segundo trimestre del 2019, están mostrando un comparativo más “racional y normalizado” que refleja en momento real de cada una de estas empresas.

En contraparte, empresas de alimentos que se vieron muy beneficiadas por la fuerte demanda que tuvieron en el segundo trimestre del 2020, ahora, sus comparativos vs el mismo trimestre de este año, reflejan ahora “ajustes negativos” que bien podrían hablar de un deterioro de la compañía. Sin embargo, a la hora de compararse con respecto al segundo trimestre del 2019, muestran un comparativo más real de su condición financiera y tendencias crecientes que no hay que perder de vista.

Ese es el caso por ejemplo de Gruma, cuyos datos actuales vs el segundo trimestre del 2020, muestra caída en los rubros de ventas, flujo operativo y utilidad neta, manteniendo su volumen de ventas. Pero al comparar los datos vs el 2T´19, tenemos que las ventas se incrementaron 16.2%, el flujo operativo 16.9% y la utilidad neta 20.7%. La empresa registró ventas por $22,450 millones y flujo operativo por $3,716 millones. El tipo de cambio se ubicó al cierre del 2T´20 en $23.19 y ahora en junio, el peso concluyo en $19.90, apreciándose 14%. La razón deuda neta / Ebitda se ubicó en 1.4 veces. Su precio registró un máximo en $274 en agosto del 2020 y ha corregido un 21% hasta el cierre de ayer en $214. Vale la pena reflexionar todo esto.

El fracaso de las compras consolidadas de medicamentos

Más allá de las querencias políticas y los fanatismos de partido, es común pensar que las compras de Gobierno siempre han tenido una neblina de transparencia o de posible corrupción, como prefiera pensarlo. En el caso de las compras consolidadas de medicamentos es claro que se ha convertido en un desorden hecho institución. Quizá el cambio brusco del que quiso hacer el Gobierno, lo llevó a ineficiencias.

La falta de cumplimiento de un contrato con la oficina de las Naciones Unidas para servicios para proyectos (UNOPS) ya costó alrededor de 150 millones de dólares y fue totalmente inoperante, pues no se alcanzó ni a adjudicar, ni a abastecer el 50 % del total de los medicamentos que necesitan las instituciones de salud pública.

Con la participación del Instituto de Salud para el Bienestar INSABI se desmanteló una red de suministro que cubría todo el país, dejando sin acceso a las medicinas a más del 12 % de la población y con una amplísima deuda en muchas otras localidades. Esa cadena ha quedado dañada y costará mucho dinero y tiempo volverla a restablecer.

En el momento en que el INSABI y la UNOPS trataron de sustituir los canales definidos por la Industria Farmacéutica, ha quedado en evidencia que la burocracia es ineficiente. Como se dice en inglés “If it aint broke, don´t fix it” (si no está roto, no lo arregles).

  @1ahuerta