Tres de los once ministros que integran la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) han sido propuestos por el presidente López Obrador; Calderón propuso a cinco, Peña a dos y Fox a uno.

Así está conformada la Corte, luego de que el Senado eligiera a Margarita Ríos-Farjat para ocupar la vacante que dejó Eduardo Medina Mora.

Tres son minoría, desde luego, pero llegan con el apoyo del Gobierno en turno, lo cual les concede una parcela de poder que no tienen los demás.

No se ve, sin embargo, cómo el Gobierno actual pudiera hacerse del control de la Corte, aún con esos tres ministros con el sello de casa.

Lo que se ha logrado con estos nombramientos, es que por el momento el Gobierno de la 4T haya dejado para después -o quizá sepultada- la idea de crear un Tribunal del Pueblo en sustitución de la Corte.

En el Senado aún se aguarda la presentación de una iniciativa de Ricardo Monreal mediante la cual se pretende reformar la Corte y el Consejo de la Judicatura, pero eso será para el otro año.

El propio presidente López Obrador ha moderado sus críticas al Poder Judicial, al que trajo a trapazos desde el inicio de su gestión.

La llegada de Ríos-Farjat pondrá a prueba no solo la independencia de la Corte sino la visión que tiene el Gobierno lopezobradorista del máximo tribunal del país.

¿López Obrador está contento con los incipientes cambios, con el presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, o está dejando pasar un tiempo de prueba antes de insistir en sustituirla por un tribunal popular, como había sido su intención desde el principio?

No estamos muy lejos de saberlo.

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La reunión entre el fiscal general de Estados Unidos, William Barr y el presidente López Obrador terminó con el compromiso de crear un grupo de “alto nivel’’ para analizar el tema de la inseguridad.

Esa fue al menos la versión pública de la reunión.

Pero no se informó nada acerca de las demandas que iba a exponer el mandatario mexicano, sobre todo al tráfico de armas de Estados Unidos a nuestro país.

En ese tema el gobierno estadounidense ha sido omiso; las armas siguen pasando a pesar de los controles establecidos por las autoridades mexicanas que no pueden revisar a todos los vehículos que ingresan a nuestro territorio por razones obvias.

Como sea, algo debió resultar bueno para el país en esa reunión a juzgar por las sonrisas de López Obrador y del canciller Marcelo Ebrard.

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¡Vaya que calaron profundo en Morena las palabras del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas!

El hijo del general dijo en Madrid, que ni López Obrador ni Morena representan o son la izquierda mexicana.

Y fue más lejos.

Declaró que ningún funcionario de este Gobierno -incluyendo a ya saben quien-, está a la altura de los héroes que aparecen en la papelería oficial del Gobierno de la 4T, es decir, Hidalgo, Madero y Lázaro Cárdenas.

Pero nadie quiso pelearse con Cárdenas.

López Obrador dijo que respeta al ingeniero y Ricardo Monreal aseguró que más que de izquierda, el Gobierno del tabasqueño es “socialdemócrata’’.

¿Y Morena?, se le preguntó.

Esta en un momento de definición difícil, pero creo que debe ser también socialdemócrata, respondió.