Dicen los que lo vieron, que el primer ministro eslovaco Robert Fico se retorció del dolor cuando le metieron cinco balazos en su cuerpo, varios de ellos en el abdomen. Fico es la última víctima de la polarización de la política europea.

El primer ministro eslovaco había nadado entre las aguas con su supuesta cercanía con la Unión Europea pero también con Rusia. Un político muy parecido a su vecino húngaro, Viktor Orban, con acceso directo a Moscú.

Europa se está radicalizando. Si hacemos un breve repaso por diferentes países europeos, vemos que países como España e Italia han tomado posturas radicales. El país ibérico con Pedro Sánchez que está casado con la extrema izquierda, todo ello para seguir en el poder, en el caso de Italia con Giorgia Meloni y su radicalización hacia la extrema derecha.

Además los partidos extremistas, especialmente hacia la derecha, proliferan y se hacen fuertes en Europa. No hay más que ver las fuerzas políticas como VOX en España o los ultranacionalistas de derechas en Holanda, Bélgica o Alemania. Luego están los partidos nacionalistas que son potentes en Europa y que no entienden que la unión hace la fuerza; que la Unión Europea nació para mirar de tú a tú a las grandes potencias como Estados Unidos, Rusia o China, el gigante amarillo. Pero no, mientras todos nos unimos ellos cabalgan por su cuenta, sin rumbo fijo, poniendo piedras por el camino.

Los próximos seis a nueve de junio, ya en pocos días, los europeos tendremos que ir a votar para elegir a los eurodiputados. Se trata de unas elecciones relevantes. Según todos los sondeos la extrema derecha y los partidos nacionalistas salen con fuerza. ¿Qué está pasando para que perdamos la identidad? Porque con este tipo de políticas populistas solo se llega a la violencia como ha ocurrido con el primer ministro eslovaco.

 

     @alberto_pelaez