¿Qué firmaron? Yo creo que en México ni ellos mismos supieron, pero hoy, tristemente, nos damos cuenta de que nuestro país, a nivel laboral, sigue siendo tratado como dijeran hace unos años, como el patio trasero de Estados Unidos y ahora también de Canadá.

Resulta que los trabajadores y las organizaciones sindicales estamos viendo las consecuencias de la actualización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, hoy T-MEC y no se trata de otra cosa, más que de un convenio totalmente desequilibrado que pareciera creado para vigilar, intimidar y acomodar las leyes mexicanas según les convengan a EU y Canadá.

Las autoridades de estos dos países pueden valorar si se violentaron los derechos humanos de los trabajadores en México, ellos deciden cómo lo dictaminan, a quién escuchar y a quién no, pero México no puede investigarlos, ni sancionarlos  de la misma manera, es decir,  no hay piso parejo, nuestro país quedó en total desventaja.

A su vez, ellos pueden venir a violar los derechos laborales de los trabajadores mexicanos,  tal como sucede en la Mina San Martín, en Sombrerete, Zacatecas y nosotros tenemos que atenernos a lo que ellos decidan.

Ahí cometen una arbitrariedad, ya que aplican los criterios del T-MEC actualizados en noviembre de 2018, a un conflicto que tuvo lugar en 2007, intentan que el Tratado de norteamérica actúe en un hecho ocurrido hace 18 años, cayendo en un atropello y dejando en vulnerabilidad a los trabajadores que hoy laboran en esa mina.

La cosa está tan mal, que el derecho al trabajo y el sustento de más de mil 300 familias que laboran en la mina, pudieran ser afectados por la petición de un pseudo líder minero que, lejos de haber promovido beneficios a sus sindicalizados, los estafó al robarles más de mil millones de pesos.

Un exprófugo de la justicia de nombre Napoleón Gómez Urrutia exige a las autoridades estadounidenses y canadienses que se impongan y que la mina regrese al estado de huelga, no importando que el conflicto haya sido hace casi dos décadas.

Otro caso muy similar lo vivimos en la Mina Tizapa, donde los obreros han denunciado en varias ocasiones los abusos, intimidaciones y agresiones por parte del Sindicato de Gómez Urrutia, donde los obligan a sumarse a su organización y ahora resulta que él es el agredido y pide la intervención de Estados Unidos y Canadá para hacerle justicia.

¿Cómo es posible que le hagan caso a alguien con un pasado y presente tan turbio? y que hagan oídos sordos a los verdaderos trabajadores. La cosa es sencilla, Napillo estuvo resguardado en Canadá por más de diez años para que la Interpol no lo localizara, es canadiense y a la fecha sigue siendo protegido por los Steelworker, la balanza la están inclinado en favor de él.

Cualquiera sabe que en México las leyes no son retroactivas pero, eso no le importa a Estados Unidos y Canadá.  Los sindicatos en nuestro país estamos amparados por las leyes mexicanas, mismas que ellos intentan desconocer.

Desde México no podemos permitir que los dados estén cargados hacia un lado, por más tratados que se firmen, debe estar garantizado el Estado de derecho y, una vez más, los trabajadores deben dejar de ser utilizados a conveniencia de cualquier tipo de intereses.

 

      @CarlosPavonC