En una creciente tensión que llevó al presidente ruso Vladimir Putin a prometer “seguridad” para las regiones fronterizas, varios civiles murieron ayer en bombardeos de ambos lados de la frontera entre Rusia y Ucrania

En la región rusa de Bélgorod, murieron tres personas y cuatro resultaron heridas, en particular en uno de los distritos fronterizos, según el gobernador de la zona, Viacheslav Gladkov.

A unos 70 km de distancia, en la ciudad ucraniana de Járkov, la segunda del país, “cinco personas murieron por un misil ruso”, afirmó el presidente Volodímir Zelenski.

Otras nueve personas resultaron heridas y se desconoce el paradero de cinco más, informaron las autoridades locales, advirtiendo de que el balance podría aumentar. Las operaciones de búsqueda y rescate continuaron por la noche.

El bombardeo afectó a unas instalaciones industriales que albergaban una imprenta y una planta de producción de muebles y pintura, explicó por su parte Sergei Bolvinov, jefe del departamento de investigación policial de la región de Járkov.

Los servicios de emergencia ucranianos publicaron fotos al caer la noche, en las que se veían ventanas de la fábrica reventadas y bomberos caminando por el interior calcinado.

La ciudad de Járkov, a unos 40 kilómetros de la frontera y que tenía 1.5 millones de habitantes hace dos años, es objeto con frecuencia de los bombardeos. Tras el ataque, Zelenski volvió a pedir sistemas de defensa antiaérea.

“Nuestros socios tienen estos sistemas de defensa. Y nuestros socios deben entender que las defensas aéreas deben (utilizarse para) proteger vidas”, declaró en un vídeo.

Durante las elecciones presidenciales rusas de la semana pasada, Putin aseguró que los combatientes ucranianos intentaron apoderarse de localidades en las regiones de Bélgorod y Kursk.

La región de Bélgorod también fue blanco de numerosos bombardeos atribuidos a Ucrania, por lo que Putin, recién elegido, prometió “garantizar la seguridad” de los habitantes de las regiones fronterizas. 

 

Extranjeros fueron engañados

 

En una rueda de prensa organizada por las autoridades ucranianas en Kiev, Ucrania, ocho prisioneros de guerra oriundos de Cuba, Nepal, Sierra Leona y Somalia, explicaron que viajaron a Rusia atraídos por las promesas de un buen salario pero fueron engañados y acabaron enviados a la guerra.

Estos soldados extranjeros capturados cuentan que huyeron en busca de una vida mejor y acabaron en el Ejército ruso combatiendo en el frente.

Los organizadores presentaron a estos hombres como “mercenarios” venidos de países del “sur” y aseguraron que los tratan de la misma forma que a los prisioneros de guerra rusos.

Todos dijeron expresarse por voluntad propia pero estaban rodeados de agentes con el rostro tapado.

Sus declaraciones coinciden con investigaciones en India y Nepal sobre los métodos de reclutamiento del Ejército ruso. /AFP

 

ONU ACUSA A MOSCÚ

 

“Rusia crea un clima de miedo constante en las zonas ocupadas de Ucrania, cometiendo violaciones a gran escala del derecho internacional humanitario”, según un informe de Derechos Humanos de la ONU, con base en 2 mil 300 entrevistas con víctimas y testigos.